lunes, 24 de julio de 2017
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EN
TORNO A LA PREPARACIÓN PARA EL ENCUENTRO-TALLER
POLÍTICO
SOCIAL
5 Y 6 DE AGOSTO DE 2017
Camilo
Valenzuela
23
de julio de 2017
1.-
Sin teoría revolucionaria no hay lucha revolucionaria, o lo que es
lo mismo: con pensamiento superficial no hay práctica transformadora
del régimen político, ni del sistema económico-social, aunque se
estén pudriendo.
Por
eso tenemos que ver más allá de la superficie del río, a través
del estudio-discusión sistemático, así como colectivo y
participativo.
2.-
El temario del Encuentro-Taller es ambicioso, y no vamos a tratarlo a
profundidad en el día y medio que está planeado. Pero al abordar el
análisis del escenario nacional y su contexto continental de
conjunto, podemos avanzar en definir lineamientos y tareas que
perfilen un plan político integral, para que a la vez que empujemos
un bloque amplio antineoliberal mayoritario hacia el 2018,
construyamos poder popular-ciudadano como garantía de transformación
de mediano plazo.
3.-
Teniendo claro que el análisis del temario debe tener continuidad
para profundizarlo, así como que, al abordarlo de conjunto busca
prevenir que caigamos en lineamientos parciales y tareas inconexas,
del Encuentro-Taller tenemos que salir con resolutivos que tracen
lineamientos y medidas de organización, para iniciar el qué hacer
y el cómo, conjuntamente y con los movimientos-fuerzas en lucha.
4.-
El estudio y discusión previa permitirá que todxs aportemos al
análisis con fundamento. Por eso es importante que leamos los
documentos y artículos propuestos. Lxs compañerxs que estamos
coordinando la organización del evento, buscaremos presentar
proyectos de resolutivos para asegurar que salgamos con definiciones
para la acción y la organización coordinada.
NOTA.-
TODA LA RELACIÓN DE TEXTOS ESTÁ AQUÍ ABAJO, PERO SE
TE PUEDE ENVIAR A TU CORREO listos para imprimir: inscríbete dando
un correo, y solícitala al celular 55 4135 4930 enviando tu correo.
5.-
Para reflexionar el contexto mundial actual:
-
“Concentración económica y poder político” Alejandro Nadal, la Jornada, mayo 24
-
“Trump: contra la ciencia, el planeta y la humanidad”, Victor Toledo, La Jornada, junio 6
-
“La crisis global y marcha de Trump hacia la guerra”, W.I. Robinson, La Jornada, junio 1
-
“Trump y la geoingeniería: un muro en el cielo” Silvia Ribeiro, La Jornada abril 1.
-
“Megafusiones agrícolas: quíen decidirá lo que comemos” Silvia Ribeiro, Alainet 13 de junio
-
“La crisis de la Democracia en el neoliberalismo” Emir Sader, La Jornada, marzo 31
-
“La igualdad de género: deuda social” La Jornada, Editorial, marzo 9
-
“La izquierda global contra la derecha global: de 1945 a la fecha”, Wallerstein, La Jornada, junio 22
6.-
Para el análisis latinoamericano:
a).-
“Elecciones y poderes de abajo”, Raul Zibechi, Alternativa
Latinoamericana, junio 9
http://alternativalatinoamericana.blogspot.mx/2017/06/elecciones-y-poderes-de-abajo.html
b).-
“Movimientos sociales en la lucha antineoliberal” Emir Sader, La
Jornada, febrero 16
http://www.jornada.unam.mx/2017/02/16/opinion/020a2pol
c).-
“La dictadura democrática de los poderosos” Raul Zibechi, la
Jornada, mayo 12.
d).-
“Temer da via libre al ejército de EU” Juán Manuel Karg, La
Jornada, Mayo 9
7.-
Para análisis de la situación y lucha en E.U.:
a).-
“Contrarrevolución venezolana, pretexto para recolonizar América
Latina”, Ramón Alcides Ávila Peralta, Alinet, junio 13 (SI PUEDEN
LEANLO EN LÍNEA, ESTA ILUSTRADO Y TRATA DE LA CRISIS DEL AGUA EN
E.U.)
b).-
“La marcha de la economía: otra para hoy” John Saxe Fernández,
La Jornada, mayo 14
c).-
“La muerte del centro comercial”, A Nadal, la Jornada, junio 14
d).-
“Al borde” American Curios de David Brooks, La Jornada, junio 12
8.- ELEMENTOS PARA ANÁLISIS
DE LA SITUACIÓN ECONÓMICA, SOCIAL Y POLÍTICA DE MÉXICO
a).-
“Desfonde estructural”, Luis Linares, la Jornada, febrero 22
b).-
“Todo para los de siempre,...concentrar lo concentrado...” México
S.A., Carlos Fernádez Vega, La Jornada, marzo 22
c).-
“Alta fragilidad de México frente al exterior”, Arturo Huerta,
La Jornada, mayo 3
d).-
“Deuda: dolor de muelas (…), México S.A., Carlos Fernández
Vega, la Jornada, julio 20.
e).-
“Estdos Unidos/OEA: México, Estado Vasallo”, Carlos Fazio, La
Jornada, mayo 22.
f).-
“Trump y militares: México y Venezuela”, John Saxe Fernández,
La Jornada, mayo 11.
g).-
“El Derecho humano a vivir en paz”, Miguel Concha Malo, La
Jornada, marzo 4
http://www.jornada.unam.mx/2017/03/04/opinion/014a1pol
h).-
“TLCAN y migrantes, adeudos en disputa”, Jorge Durand, al
Jornada, junio 11.
i).-
“No es política migratoria, es insensibilidad”, Editorial, La
Jornada, marzo 5
j).-
“Revisión del TLC y participación social”, Miguel Concha, la
Jornada, junio 3
k).-
“Olvidado el mensaje de Francisco en Catedral”, Bernardo
Barranco, al Jornada, febreo 22
l).-
“La ola populista latinoamericana”, José Blanco, La Jornada,
julio 18
m).-
"La ola populista latinoamericana", José Blanco, La
Jornada, julio 18
n).-
“Un nuevo estado para una nueva sociedad” Miguel Concha, La
Jornada, julio 1
o).-
“Comicios y delincuencia”, Pedro Miguel, la Jornada, mayo 2
p).-
“De alianzas y modestia”, Octavio Rodríguez Araujo, la Jornada,
junio 15.
EN TORNO A LA PREPARACIÓN
PARA EL ENCUENTRO-TALLER
POLÍTICO SOCIAL
5 Y 6 DE AGOSTO DE 2017
Camilo
Valenzuela
23
de julio de 2017
1.-
Sin teoría revolucionaria no hay lucha revolucionaria, o lo que es
lo mismo: con pensamiento superficial no hay práctica transformadora
del régimen político, ni del sistema económico-social, aunque se
estén pudriendo.
Por
eso tenemos que ver más allá de la superficie del río, a través
del estudio-discusión sistemático, así como colectivo y
participativo.
2.-
El temario del Encuentro-Taller es ambicioso, y no vamos a tratarlo a
profundidad en el día y medio que está planeado. Pero al abordar el
análisis del escenario nacional y su contexto continental de
conjunto, podemos avanzar en definir lineamientos y tareas que
perfilen un plan político integral, para que a la vez que empujemos
un bloque amplio antineoliberal mayoritario hacia el 2018,
construyamos poder popular-ciudadano como garantía de transformación
de mediano plazo.
3.-
Teniendo claro que el análisis del temario debe tener continuidad
para profundizarlo, así como que, al abordarlo de conjunto busca
prevenir que caigamos en lineamientos parciales y tareas inconexas,
del Encuentro-Taller tenemos que salir con resolutivos que tracen
lineamientos y medidas de organización, para iniciar el qué hacer y
el cómo, conjuntamente y con los movimientos-fuerzas en lucha.
4.-
El estudio y discusión previa permitirá que todxs aportemos al
análisis con fundamento. Por eso es importante que leamos los
documentos y artículos propuestos. Lxs compañerxs que estamos
coordinando la organización del evento, buscaremos presentar
proyectos de resolutivos para asegurar que salgamos con definiciones
para la acción y la organización coordinada.
NOTA.-
La bibliografía básica, está en la convocatoria, esta es la
complementaria.
5.-
Para reflexionar el contexto mundial actual:
-
“Concentración económica y poder político” Alejandro Nadal, la Jornada, mayo 24
Concentración
económica y poder político
Alejandro
Nadal
El
discurso político en casi todo el mundo hace constante referencia a
la competencia en el mercado y su contribución al crecimiento y la
eficiencia. México y Europa no son casos aislados, pero en ningún
país el mensaje es tan explotado como en Estados Unidos.
La idea de que la competencia
entre empresas conduce a menores precios y mayor bienestar del
consumidor es la espina dorsal de la ideología y política
económica neoliberal. Su corolario es que entre menos regulación,
las fuerzas del mercado enfrentan menores obstáculos para alcanzar
eficiencia y prosperidad.
En
la jerga de la teoría económica dominante, la que se inculca a los
estudiantes de economía, este es el mundo de la competencia
perfecta.
Es un ámbito fantástico en el que coexisten millones de pequeñas
empresas que carecen de poder económico y no tienen ningún control
sobre los precios.
En las antípodas de esta
quimera se encuentra el mundo real, en el que existe un altísimo
grado de concentración en casi todos los rubros de la actividad
económica. La lista de ramas de actividad en las que la
concentración se ha incrementado significativamente en las últimas
dos décadas incluye la farmacéutica y cosméticos, alimentos
procesados y bebidas, insumos agrícolas, cerveza, óptica,
hotelería, transporte aéreo, comercio al menudeo, bienes raíces y
bancos. El problema no se limita a Estados Unidos, en donde sólo
dos empresas producen toda la pasta de dientes que se consume en ese
país. Por ejemplo, como resultado de la fusión de Bayer y Monsanto
(anunciada en 2016) una sola empresa gigantesca controlará el 25
por ciento del mercado mundial de semillas y plaguicidas.
Los estudios que examinan el
impacto de las nuevas fusiones registran en la mayoría de los casos
aumentos de precios después de consumada la unión. Además, en
todos los sectores en los que aumenta la concentración se registran
menores entradas o creaciones de nuevas empresas desde hace mucho.
Así que aquel cuento sobre el mercado como tierra de oportunidades
debe quedar como fábula para los niños.
El
debate sobre concentración, monopolios y competencia es viejo. En
el último tercio del siglo XIX se incrementó la concentración
económica en todo el mundo como resultado de la ola de fusiones y
adquisiciones en las industrias más dinámicas del momento.
Ferrovías, telégrafos, tabaco, acero y actividad bancaria son sólo
algunos ejemplos. Para nadie era un secreto que las gigantescas
empresas adquirían un poder desmedido y por ello surgieron
iniciativas para regular el fenómeno de la concentración. Por eso
en Estados Unidos se aprobó la Ley Sherman anti-monopolios en 1890.
Al amparo de dicha legislación el departamento de justicia pudo
ordenar en 1911 la división de la Standard
Oil y
de la American
Tobacco Company.
En 1914 el régimen anti-monopolios se fortaleció con la ley
Clayton.
El
dueto Sherman-Clayton se mantuvo como referente importante en la
regulación económica en Estados Unidos hasta la década de los
años 1970. Pero los síntomas de debilidad industrial y de pérdida
de competitividad fueron los catalizadores para relajar la
aplicación de la ley. La concentración en la industria y los
servicios comenzó a ser vista más como sinónimo de éxito
competitivo que como una amenaza para el bienestar del consumidor.
La palabra monopolio dejó
de figurar en el discurso político y el tema de la concentración
económica y sus efectos dañinos fue desterrado de los círculos
académicos.
Hoy
el debate parece resurgir, aunque la tendencia no es clara. La
crisis económica y financiera tiene mucho que ver con este renovado
interés en la concentración porque el poder de los grandes bancos
desempeñó un papel crucial en la hecatombe. En abril de 2016 el
Consejo de asesores económicos de Obama publicó un estudio que por
primera vez en años identificó a la concentración económica como
una fuente de debilidad en lugar de un signo de fortaleza. Pero hoy
el estudio ya no está disponible en el portal de la Casa Blanca que
lo dio a conocer originalmente. Trump cree que con esa torpe censura
desaparecerán las malas
ideas:
Usted puede encontrar el estudio en formato pdf si busca en su
navegador Obama
Benefits of Competition.
La
concentración afecta negativamente a los consumidores, frena la
competitividad y asfixia la capacidad de innovación de las
empresas. Además, varias investigaciones revelan que la
concentración está íntimamente ligada con la creciente
desigualdad en la distribución del ingreso. El pasado enero se dio
a conocer un estudio (nber.org/papers/w23108)
en el que se muestra que a mayores niveles de concentración en la
industria, corresponde una menor participación del trabajo en el
producto.
Pero la concentración tiene
otros efectos dañinos que van más allá de los enumerados. La
concentración de poder económico conlleva dominio político. Los
legisladores que han resentido la presión de una empresa como
Walmart lo saben bien. Por eso este fenómeno es una amenaza para la
democracia y las instituciones de la república.
%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%
-
“Trump: contra la ciencia, el planeta y la humanidad”, Victor Toledo, La Jornada, Junio 6
Trump:
contra la ciencia, el planeta y la humanidad
Víctor
M. Toledo
En
su largo trayecto a través de la historia, unos 200 mil años,
nunca la especie humana se había enfrentado a una situación como
la que prevalece hoy día. Si la evidencia científica acumulada
durante décadas nos indica que la humanidad para sobrevivir tuvo
que civilizarse ante
las restricciones y límites marcados por la naturaleza, entendida
ésta como la envoltura de la que depende toda acción humana, sea
individual o colectiva, hoy este principio se ha vuelto
especialmente decisivo, porque los impactos que el ser humano ha
generado han alcanzado al ecosistema planetario. La acción humana
afecta, entorpece y modifica ya los grandes ciclos y procesos
globales del planeta. Esta conclusión parte, a su vez, de otro
apotegma: las
relaciones que los seres humanos establecen con la naturaleza se
encuentran inexorablemente ligadas a las relaciones que los seres
humanos establecen entre ellos mismos.
Dicho de otra forma, para superar la peligrosa amenaza que genera el
calentamiento planetario a consecuencia de la contaminación y las
transformaciones provocadas por la civilización moderna e
industrial, no serán suficientes las modificaciones tecnológicas,
económicas, institucionales, etcétera. Estamos ante una
civilización en crisis y ello supone una transformación
civilizatoria, una revisión profunda de los modos de vida
dominantes.
El
retiro ordenado por Donald Trump de los acuerdos sobre la crisis
climática alcanzados en la Cumbre de París en 2016, conforma un
exabrupto estelar porque justamente hace que el mayor causante
histórico de la contaminación de la atmósfera se niegue a
participar en una acción colectiva y concertada.
Hoy civilizarse significa
como primer paso tomar acuerdos de carácter internacional, es
decir, decisiones de nivel de especie o humanidad que superen o
sacrifiquen los intereses particulares o sectoriales de carácter
nacional, económicos, religiosos, de clase, ideológicos o
políticos, porque estamos ante un peligro global, esto es,
universal, que no respeta fronteras de ningún tipo. La salvaje
decisión de Trump resulta absurda, inexplicable e irracional en al
menos tres dimensiones, y conforma en el fondo un acto supremo de
estupidez promovido por la mitad de los ciudadanos del país más
poderoso (que no ilustrado) del mundo.
Contra
la ciencia. La emergencia provocada por la crisis ecológica, que
fue documentada por un puñado de investigadores, básicamente
biólogos y ecólogos, hace unas cinco décadas, hoy se ha
convertido en el mayor reto para la ciencia contemporánea. Ello
obligó a pasar de una ciencia fragmentada, neutra, especializada y
dedicada a las necesidades de las corporaciones (lo que aún
domina), a una ciencia interdisciplinaria e internacional, dirigida
a comprender integradamente las relaciones entre la sociedad y la
naturaleza y plantear soluciones. Para ello no sólo han contribuido
miles de científicos de las ciencias naturales, que en colectivos
internacionales se han dedicado a entender los procesos físicos,
químicos, biológicos y geológicos del planeta, sino los
investigadores de las ciencias sociales que atienden las dimensiones
históricas, culturales, económicas, demográficas y políticas de
la crisis. Para que el lector se dé una idea, hoy la
llamada ciencia
para la sustentabilidad dispone
de unas 90 revistas científicas dedicadas al tema, y entre 1974 y
2010, 37 mil autores de 174 países publicaron más de 20 mil
artículos (ver).
Para el tema específico del clima del planeta existe desde 1988 el
Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático
(IPCC, por su acrónimo en inglés), que ha producido los cinco
reportes sobre los que los países y el mundo toman sus decisiones.
Todo esto Trump lo ignora, o finge ignorarlo, pues se mantiene en la
oscuridad de las creencias y los dogmas al negar como avestruz que
mete la cabeza en la tierra, todo el cúmulo de datos, evidencias y
análisis generados formidablemente por el pensamiento racional y
crítico. Aún más, desde la ciencia se va decantando lo que parece
ser una contradicción insalvable entre la lógica del sistema
capitalista y los procesos que mantienen funcionando el ecosistema
del planeta.
Contra
el planeta. Han pasado 45 años desde la primera reunión
internacional sobre el ambiente (Estocolmo, 1972) y 25 desde la
primera Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro, 1992) y, aunque
existen acuerdos para detener el cambio climático (como el
Protocolo de Kyoto), lo cierto es que las medidas tomadas han sido
prácticamente nulas. El único logro de la Cumbre de París, cuyos
acuerdos no son vinculantes (no obligan a nada), es que se logra que
los países reconozcan el fenómeno y cada uno plantee acciones
dentro de sus fronteras. Por ello el calentamiento global y sus
diversos impactos se ha ido empeorando. En 2016 volvió a batirse el
récord de máxima temperatura y el siglo XXI registra 16 de los 17
años más calientes desde que comenzó a medirse en 1880. Por ello
la reducción de los cascos polares (tanto en el Ártico como el
Antártico), así como el deshielo de los principales glaciares del
mundo se sigue acelerando. Lo mismo ocurre con el nivel del mar y
con los episodios meteorológicos extremos: sequías, inundaciones,
incendios forestales, huracanes y tifones. La decisión de Trump
pone más
fuego a la hoguera,
es decir, acelera el paso hacia un colapso global que, como hemos
planteado en otras colaboraciones, podría darse hacia 2050.
Contra
la humanidad. La crisis ecológica global pone en duda todo el
armazón de la civilización moderna, porque ignora y niega lo que
justo permitió a la humanidad sobrevivir en el pasado: la
cooperación. Esto pone a la especie en un peligro supremo, y ubica
a Trump, y el oscurantismo que le acompaña y protege, en la cúspide
de la irracionalidad. Trump es el campeón de la competencia, el
individualismo, la mercantilización y el odio
a los otros .
Mientras, el mundo se concientiza y toma nota.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
-
“La crisis global y marcha de Trump hacia la guerra”, W.I. Robinson, La Jornada, junio 1
Crisis
global y marcha de Trump hacia la guerra
William
I. Robinson *
La
discreta escalada de la intervención de Estados Unidos en Medio
Oriente ocurrida en las semanas recientes llega en un momento en que
el régimen de Trump enfrenta un creciente escándalo sobre la
presunta injerencia rusa en su campaña electoral de 2016, además
de los índices históricamente más bajos de aprobación para un
presidente entrante y una resistencia cada vez mayor entre la
población. Los gobernantes estadunidenses a menudo han lanzado
aventuras militares en el exterior para desviar la atención de las
crisis políticas y los problemas de legitimidad en su ajuar.
Mas allá de la intervención en
Irak y Afganistán, Trump ha propuesto un multimillonario incremento
en el presupuesto del Pentágono. Ha amenazado con utilizar la
fuerza militar en varios polvorines alrededor del mundo, incluyendo
Siria, Irán, el sudeste de Asia, el flanco oriental de la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) con Rusia y en
la península de Corea. Por muy importante que sea el análisis
geopolítico en la explicación de las crecientes tensiones
internacionales, hay profundas dinámicas estructurales en el
sistema de capitalismo global que empujen a los grupos gobernantes
hacia la guerra. En particular, el sistema enfrenta una insoluble
crisis de sobreacumulación y legitimidad a raíz del colapso
financiero de 2008.
La
emergente clase capitalista trasnacional (CCT) emprendió desde
finales del siglo pasado una vasta restructuración neoliberal,
liberalización comercial e integración de la economía mundial. La
globalización permitió a la CCT reanudar la generación de
ganancias y la economía global experimentó un boom al
viraje del siglo. No obstante, esta globalización ha dado lugar a
una polarización social mundial sin precedente. La agencia de
desarrollo británico Oxfam informa que apenas uno por ciento de la
humanidad posee la mitad de la riqueza del mundo y 20 por ciento
controla 95 por ciento de esa riqueza, mientras el restante 80
porciento tiene que conformarse con apenas 5 por ciento.
Dada esta extrema polarización
de los ingresos, el mercado global no puede absorber la producción
de la economía global. En los años recientes las ganancias
corporativas han registrado niveles casi récord, al mismo tiempo
que la inversión corporativa ha declinado. En la medida que se va
acumulando este capital no invertido, crecen enormes presiones para
encontrar salidas rentables al excedente. Los grupos capitalistas,
especialmente el capital financiero trasnacional, presionan a los
estados a crear nuevas oportunidades para la inversión rentable.
Los
estados neoliberales han recurrido a varios mecanismos en años
recientes para ayudar a la CCT a sostener la acumulación frente al
estancamiento. El primero es el asalto y saqueo de los presupuestos
públicos; segundo, la expansión del crédito a consumidores y
gobiernos, sobre todo en los países ricos, y tercero, la frenética
especulación financiera, que ensancha cada vez más la brecha entre
la economía productiva y el capital
ficticio.
El producto interno bruto mundial alcanzó 75 mil millones de
dólares en 2015, mientras el mercado global de derivados se estimó
en la alucinante cifra de 1.2 billones de dólares. A la larga,
estos mecanismos terminan agravando la crisis de sobreacumulación,
ya que constriñen aún más la capacidad de absorción del mercado.
El resultado es la cada vez mayor inestabilidad subyacente de la
economía global.
Sin embargo, hay otro mecanismo
que sostiene la economía global: la acumulación militarizada. Las
desigualdades sin precedente sólo pueden ser sostenidas por los
sistemas cada vez más expansivos y ubicuos de control social y
represión. Pero más allá de las consideraciones políticas, la
CCT ha adquirido un interés creado en la guerra, el conflicto y la
represión como medio en sí de la acumulación. Mientras cada vez
más se fusiona la acumulación privada con la militarización
estatal, los intereses de un amplio despliegue de grupos
capitalistas y élites giran alrededor de un cambio en el clima
político, social e ideológico hacia la generación y el
sostenimiento de los conflictos –como en Medio Oriente– y en la
expansión de los sistemas de guerra y de control social,
justificados por las así llamadas guerras contra las drogas, el
terrorismo y los inmigrantes.
El
gasto militar estadunidense subió en 91 por ciento en términos
reales entre 1998 y 2011, mientras las ganancias de la industria
militar casi se cuadruplicaron en este periodo. Un nuevo complejo
militar-seguridad-industrial-financiero,
a la vez integrado al sector de la alta tecnología, ha acumulado
enorme influencia en los pasillos del poder en Washington y en otros
centros políticos alrededor del mundo. Los militares activos y
retirados que controlan la maquinaria estadunidense de guerra ocupan
numerosos puestos en el régimen de Trump y cada vez gozan de mayor
autonomía de acción. Sin embargo, detrás del régimen de Trump y
del Pentágono, la CCT busca sostener la acumulación mediante la
expansión de la militarización, el conflicto y la represión.
Entre más llega a depender la economía global de la militarización
y el conflicto, cada vez mayor es el impulso hacia la guerra y cada
vez más altos los riesgos para la humanidad.
* Profesor de sociología de la
Universidad de California en Santa Bárbara
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
-
“Trump y la geoingeniería: un muro en el cielo” Silvia Ribeiro, La Jornada abril 1.
Trump
y la geoingeniería: un muro en el cielo
Silvia
Ribeiro*
El
24 de marzo 2017 se realizó un foro en Washington DC, Estados
Unidos, sobre geoingeniería solar –formas de alterar la
intensidad de los rayos solares que llegan a la Tierra,
supuestamente para contrarrestar el calentamiento global. Esto
tendría una serie de fuertes impactos injustamente repartidos en el
globo, como más sequías y desequilibrios climáticos en Asia,
África y América Latina. Quienes promueven estas tecnologías
afirman que eso sería un
mal menor.
Claro, no será en su territorio donde ocurrirán los peores
impactos con la aplicación de estas tecnologías.
Se
anunció allí la intención de realizar en 2018 el experimento de
geoingeniería solar más grande hasta el momento, a cargo de un
equipo de la Universidad de Harvard, a menos de 100 kilómetros de
la frontera con México. Según David Keith, que lidera el proyecto,
llamado Perturbación Estratosférica Controlada o SCoPEx (por sus
siglas en inglés), se hará en colaboración con la empresa
espacial privada World View, en su puerto espacial privado en
Tucson, Arizona. Planean esparcir partículas de sulfato, calcio y
otras sustancias en la estratósfera con un globo y
usar drones equipados
con sensores para estudiar las reacciones químicas y físicas.
Keith está financiado entre otros por Bill Gates, pero buscan más
fondos para este experimento. (http://tinyurl.com/mzpaodv).
Hay
muchos impactos ambientales y de otros órdenes con los experimentos
de geoingeniería (http://tinyurl.com/mj689pm).
Este violará la moratoria de
facto contra
la geoingeniería establecida en el Convenio de Diversidad Biológica
(CDB), que admite experimentos de pequeña escala, pero solamente en
un entorno controlado y que no genere daños transfronterizos, lo
cual este proyecto no puede asegurar. Estados Unidos no es parte del
CDB, algo que aprovechan los geoingenieros.
El
foro, organizado por los programas de geoingeniería de Harvard y la
Universidad de California (UCLA), se enfocó en el estado técnico y
de gobernancia de la geoingeniería para manejo de la radiación
solar en Estados Unidos, otra paradoja, ya que la geoingeniería se
propone modificar el clima global y no se puede regular en
un solo país. Reunió a un centenar de académicos, funcionarios,
periodistas y algunas ONG, entre ellas grandes conservacionistas
ligadas a intereses de empresas trasnacionales, como Environmental
Defense Fund y The Nature Conservancy, que se han sumado a la
promoción de la geoingeniería. Que el foro se realizara en
Washington DC, muestra la intención de captar apoyo gubernamental.
Pese al reciente decreto de
Trump desmantelando el programa de cambio climático del anterior
gobierno, seguramente no se opondrá, y podría apoyar activamente,
este tipo de experimentos para construir un muro en el cielo –para
tapar el sol, imitando el efecto de una erupción volcánica–, ya
que varios de sus colaboradores más cercanos son ardientes
defensores de la geoingeniería. La manipulación del clima es buen
negocio, crea mercados cautivos, tiene potencial de uso bélico y no
demanda reconocer qué o quién causa el cambio climático, ni hacer
cambios en políticas y patrones energéticos. Por el contrario,
permite seguir con las causas que calientan el planeta y hacer
negocios con tecnología para enfriarlo.
Por
ello, entre los conocidos promotores de la geoingeniería en la
administración Trump está Rex Tillerson, actual secretario de
Estado, ex director de Exxon. Esta megaempresa petrolera ha
promovido activamente la geoingeniería desde hace décadas, por
ejemplo a través de Haroon Keshgi, jefe del programa de cambio
climático de Exxon. Este año, la trasnacional logró incluso
introducir a Keshgi en el equipo del Panel Intergubernamental de
Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) que está redactando el
informe sobre cómo limitar el aumento de la temperatura global a
1.5 grados, marco en el cual ya han propuesto que se considere la
geoingeniería. Tillerson declaró en diciembre 2016, que el cambio
climático no es más que un problema
de ingeniería.
(Ver ETC Group, http://tinyurl.com/m4dkhkf)
Otro
prominente defensor de la geoingeniería del gobierno Trump es David
Schnare, del equipo de transición de Trump y hasta marzo 2017 alto
funcionario de la EPA. Ser un conocido negador del cambio climático
no le impidió trabajar desde 2007 por la inclusión de un plan
multianual de apoyo oficial a la geoingeniería y estuvo a punto de
lograr que un comité del Senado le aprobara discretamente (titulado
con otro nombre) 5 millones de dólares para ello, pero un
periodista difundió la maniobra y fue cancelado. Schnare sigue
pujando por un programa de apoyo público a la geoingeniería,
particularmente para alterar la radiación solar. En 2009 explicaba
en una lista sobre geoingeniería cómo enfrentar a los
críticos, hay
que desafiarlos a elegir entre la muerte por daño económico [por
cambiar el modelo petrolero], la muerte por inacción política, la
muerte por cambio climático o la vida gracias a la geoingeniería.
Un discurso curiosamente convergente con el de David Keith.
Newt Gringich, ex congresista,
vocero y notorio colaborador del equipo de Trump, es otro agresivo
promotor de la geoingeniería. En el American Enterprise Institute,
uno de los institutos financiados por la industria petrolera para
producir informes que negaran el cambio climático, estableció un
proyecto a favor de la geoingeniería.
Negar el cambio climático no se
contrapone sino que va en la misma dirección que la geoingeniería:
se trata de no cambiar las causas reales del problema y justificar
que los grandes emisores puedan seguir sus negocios como siempre, o
mejor dicho, aumentarlos con los negocios de comercio de carbono y
tecnologías de geoingeniería.
*Investigadora del Grupo ETC
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
-
“Megafusiones agrícolas: quíen decidirá lo que comemos” Silvia Ribeiro, Alainet 13 de junio
Definitivamente,
el futuro de la alimentación no es lo que era. Al menos en lo que
agricultura industrial se refiere. Monsanto, el villano más
conocido de la agricultura transgénica, podría pronto desaparecer
del escenario con ese nombre, si se autoriza su compra por parte de
Bayer –aunque sus intenciones serán las mismas. Las
fusiones Syngenta-ChemChina y DuPont-Dow siguen también bajo
escrutinio de las autoridades anti-monopolio en muchos países. Si
se concretan, las tres empresas resultantes controlarán 60 por
ciento del mercado mundial de semillas comerciales (incluyendo casi
100 por ciento de semillas transgénicas) y 71 por ciento de los
agrotóxicos a nivel global, niveles de concentración que superan
ampliamente las reglas antimonopolio de cualquier país.
Estas
megafusiones tendrán muchas repercusiones negativas a corto plazo:
aumento notable de precios de insumos agrícolas, más disminución
de innovación y de variedades a disposición del mercado, mayores
limitaciones al fitomejoramiento público y aumento de agrotóxicos
en los campos –y por tanto en alimentos- para poder seguir
vendiendo semillas transgénicas, aunque hayan provocado resistencia
en decenas de plantas invasoras y haya que subir dosis y agregar
mezclas con agroquímicos aún más tóxicos. Para esas empresas, su
mayor negocio es vender veneno, o sea que si no se lo impiden, este
será el curso de acción.
Las
fusiones tendrán también fuertes impactos sobre las economías
campesinas y de agricultores familiares, aunque estos en su mayoría
usan sus propias semillas y pocos o ningún insumo químico, porque
el poder de presión de estas megaempresas frente a gobiernos e
instancias internacionales aumentará con su tamaño y por
monopolizar los primeros eslabones de la cadena agroalimentaria.
Aumentarán la presión para obtener leyes de propiedad intelectual
más restrictivas; para restringir o ilegalizar los intercambios de
semillas entre campesinos –por ejemplo con normas “fitosanitarias”
y obligación de usar semillas registradas–; para que los
programas para el campo y los créditos agrícolas sean
condicionados al uso de sus insumos y semillas patentadas; para que
los gastos en infraestructura y otras políticas agrícolas
beneficien a la agricultura industrial y desplacen a los campesinos.
Como
si no fuera suficiente, hay otros factores muy preocupantes. La
ronda de fusiones no finalizará con esos movimientos, sino que
apenas empieza. Lo que está en juego a mediano plazo es quién
controlará los 400,000 millones de dólares (mdd) de todoslos
insumos agrícolas. Actualmente, el valor conjunto del mercado
comercial global de semillas y agrotóxicos es de 97,000 mdd.
El resto, tres veces mayor, está controlado por empresas de
maquinaria y fertilizantes, que también se están consolidando. Las
cuatro empresas de maquinaria más grandes (John Deere, CNH, AGCO,
Kubota) ya controlan el 54 por ciento de ese sector.
El
sector maquinaria ya no son simples tractores: han adquirido un alto
grado de automatización, integrando GPS y sensores agrícolas a sus
máquinas, drones para
riego y fumigación, tractores no tripulados, así como un acúmulo
masivo de datos satelitales sobre suelos y clima. A su vez, Monsanto
y compañía, las seis grandes “gigantes genéticas”, también
se han digitalizado y controlan una enorme base de datos genómicos
de cultivos, microorganismos y plantas de agro-ecosistemas, además
de otras bases de datos relacionados.
Ya
existen entre ambos sectores contratos de colaboración y hasta
empresas compartidas para la venta de datos climáticos y seguros
agrícolas. Monsanto, por ejemplo, adquirió en 2012 la
empresa Precision
Planting,
de instrumentos y sistemas de monitoreo para “agricultura de
precisión”, desde siembra a riego y administración de
agroquímicos. En 2013, compró The
Climate Corporation,
para registro y venta de datos climáticos. John Deere acordó
posteriormente comprar Precision
Planting a
Monsanto, pero las oficinas antimonopolio de Estados Unidos y luego
Brasil, objetaron la compra, por considerar que John Deere pasaría
a controlar un porcentaje monopólico del sector. Aunque finalmente
la venta se canceló en 2017, es una muestra de la tendencia.
Existen varias otras empresas de base digital-instrumental
(Precision Hawk, Raven, Sentera, Agribotix) compartidas o en
colaboración entre las transnacionales de maquinaria agrícola con
las de semillas-agrotóxicos. Ver al respecto el documento “Software
contra Hardware”
del grupo ETC (http://tinyurl.com/y9dnpano).
Todo
indica que las grandes empresas de maquinaria se moverán para
comprar a los gigantes genéticos, luego de finalizada la primera
ronda de fusiones. Esta segunda ronda tiene el objetivo de imponer
una agricultura altamente automatizada, con muy pocos trabajadores,
que ofrecerá a los agricultores un paquete que no podrán rechazar:
desde qué semillas, insumos, maquinaria, datos genómicos y
climáticos hasta qué seguros tendrá que comprar, además de que
buscarán que se condicionen los créditos agrícolas a la
adquisición de este nuevo paquete, así como ahora ya se hace con
semillas y agroquímicos.
Es
fundamental entender y denunciar los impactos de las megafusiones
desde ya. Muchas organizaciones se han movilizado para protestar en
Estados Unidos, Europa, China, y varios países de África y América
Latina, incluso ante las oficinas anti-monopolio, lo que al menos ha
retrasado su aprobación. De fondo se trata de impedir que los
agronegocios se apropien de todo el campo y la alimentación,
también una forma de proteger la producción campesina y
agroecológica, la única forma para poder comer sano y para la
soberanía alimentaria.
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-
“La crisis de la Democracia en el neoliberalismo” La jornada, marzo 31
La
crisis de la democracia en el neoliberalismo
Emir
Sader
Un
elemento que se ha globalizado rápidamente ha sido el de la
crisis de la democracia. En Europa, que se enorgullecía de sus
sistemas políticos, las políticas de austeridad han promovido la
generalizada deslegitimación de esos sistemas, centrados en dos
grandes partidos. Cuando ambos asumieron esas políticas económicas
antisociales, han entrado en crisis acelerada, perdiendo votos,
intensificando el desinterés político por las elecciones, dado que
esos dos partidos promueven políticas similares. Han empezado a
surgir alternativas –en la extrema derecha y en la misma
izquierda–, que ponen en crisis esos sistemas, por la derecha de
forma autoritaria, por la izquierda buscando el ensanchamiento y la
renovación de las democracias.
Hasta
que la crisis de las democracias dio un salto con el Brexit y
con la elección de Donald Trump en Estados Unidos. En Gran Bretaña,
los dos partidos tradicionales fueron derrotados en una decisión
crucial para el futuro del país y de la misma Europa, con la
decisión mayoritaria de salida de la Unión Europea. Lo cual
refleja cómo esos dos partidos no han sabido entender el malestar
de gran parte de la población –incluso de amplios sectores de la
misma clase trabajadora– respecto de los efectos negativos de la
globalización neoliberal. Los trabajadores, electores tradicionales
del Partido Laborista, concentraron su voto por el Brexit,
en contra de la decisión de ese partido, y terminaron decidiendo la
votación.
En
Estados Unidos no es sólo la victoria de un candidato outsider,
que enfrentó al Partido Demócrata, sino también a los grandes
medios, a la dirección de su propio partido, a los formadores de
opinión, para ser electo. El triunfo de Trump representó una
derrota para los dos partidos como expresiones de la voluntad
organizada de los estadunidenses.
Por
todas partes la democracia tradicional hace agua. Los partidos
tradicionales pierden aceleradamente apoyos, las personas se
interesan cada vez menos por la política, votan cada vez menos, los
sistemas políticos entran en crisis, ya no representan a la
sociedad. Es la democracia liberal, que siempre se autodefinió
como la
democracia,
la que entra en crisis, bajo el impacto de la pérdida de
legitimidad de gobiernos que han asumido los proyectos antisociales
del neoliberalismo y de la misma política, corrompida por el poder
del dinero, que en el neoliberalismo invade a toda la sociedad,
incluso a la misma política.
En América Latina, dos países
que habían fortalecido sus sistemas políticos, mediante gobiernos
y liderazgos con legitimidad popular, como Argentina y Brasil, han
retrocedido hacia gobiernos que pierden –o nunca han tenido–
apoyo popular. El mismo sistema político sufre con gobiernos que
han hecho promesas o han sido elegidos con programas distintos a los
que ponen en práctica. El programa neoliberal de ajustes fiscales
profundiza la crisis de legitimidad de los gobiernos y de los mismos
sistemas políticos.
La concepción que preside al
neoliberalismo, que busca trasformar todo en mercancía, llegó con
plena fuerza a la política, con sus financiamientos privados, con
campañas adecuadas a servicios de marketing, con millonarias
actividades que hacen de las campañas un despliegue de piezas
publicitarias casi al estilo de cualquier otra mercancía. Por otra
parte, gobiernos copados de ejecutivos privados los hacen cada vez
más parecidos a empresas, por el personal y por la concepción que
preside a gobiernos con mentalidad de mercado.
La era neoliberal es, así, la
era del agotamiento del sistema de las democracias liberales. Los
agentes que le daban legitimidad –parlamentos con representación
popular, partidos con definiciones ideológicas, sindicatos y
centrales sindicales fuertes, dirigentes políticos representantes
de distintos proyectos políticos, medios de comunicación como
espacio relativamente diversificado de debates– se han vaciado,
dejando al sistema político y a los gobiernos suspendidos en el
aire. El desprestigio de la política es la consecuencia inmediata
del Estado mínimo y de la centralidad del mercado.
La crisis de las democracias se
ha vuelto uno de los temas que se extiende de Estados Unidos a
América Latina, pasando por Europa y por Asia. Ya no se trata de
reivindicar un sistema que se ha agotado, sino de construir formas
alternativas de Estado, de sistemas políticos y de representación
política de todas las fuerzas sociales.
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-
“La igualdad de género: deuda social” La Jornada, Editorial, marzo 9
Igualdad
de género: deuda social
Con
marchas, sentadas, plantones,
mítines, bloqueos carreteros y un paro internacional impulsado por
organizaciones feministas se conmemoró ayer el Día Internacional
de la Mujer. La convocatoria a Un
día sin mujeres”
en el trabajo doméstico y asalariado, que tuvo eco hasta en 40
países, buscó visibilizar la importancia de las labores que ellas
llevan a cabo sin remuneración, así como denunciar la disparidad
de ingresos que padecen en todo el mundo. En las naciones
latinoamericanas la jornada de protesta para exigir la plena
igualdad de género tuvo un marcado énfasis en la emergencia de los
feminicidios, un flagelo arraigado en la región y que durante los
años recientes ha experimentado un grave repunte.
La sociedad parece todavía
diseñada para castigar la integración de las mujeres al ámbito
laboral. No sólo reciben menos ingresos que los hombres por
realizar idénticas tareas, sino además su empleabilidad tanto en
el sector público como en la iniciativa privada se ve afectada por
la reticencia de los patrones a cubrir las ausencias por gravidez y
maternidad. Su promoción y ascenso dentro de los espacios de
trabajo se complica no sólo por la persistencia de concepciones
retrógradas que las perciben menos aptas para el mando, sino
también por el tiempo que deben destinar a labores domésticas y de
cuidados de las que los varones se ven eximidos. Factores
estructurales de desigualdad como los citados determinan que, en el
mejor de los casos, las mujeres ocupen apenas una cuarta parte de
los puestos directivos disponibles, e incluso quienes logran superar
todos los obstáculos para ubicarse en posiciones de éxito y
responsabilidad lo hacen con remuneraciones menores a las de sus
pares masculinos.
El agravio de la flagrante
inequidad económica está acompañado en muchas sociedades por una
violencia ubicua y normalizada que va desde los abusos sexuales de
todo grado hasta la creación o mantenimiento de leyes que las
criminalizan por ejercer el derecho a decidir sobre sus propios
cuerpos. En el caso de México, las agresiones contra las mujeres
están lejos de remitir; por el contrario, presentan un claro
recrudecimiento en los años recientes: al riesgo constante que
supone vivir en un entorno machista, que justifica la violencia
doméstica y el acoso callejero como si se tratase de rasgos
culturales y no de conductas punibles, deben sumarse hoy los efectos
del control de crimen organizado sobre vastas porciones del
territorio nacional, con la consiguiente brutalidad de fenómenos
como el tráfico sexual.
La lucha de las mujeres que
desde el siglo antepasado reivindican el pleno reconocimiento de sus
derechos sociales, económicos y políticos ha llevado a que hoy
exista un consenso, al menos en el discurso público, acerca del
carácter pernicioso e inaceptable de cualquier forma de
discriminación hacia este sector. Aunque dicho consenso debe
recibirse con beneplácito, es inaplazable transitar de las palabras
a las leyes y, ante todo, al cumplimiento efectivo de éstas para
terminar con una situación de injusticia perpetuada históricamente.
%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%
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“La izquierda global contra la derecha global: de 1945 a la fecha, Wallerstein, La Jornada, 22 de junio.
La
izquierda global contra la derecha global: de 1945 a la fecha
Immanuel
Wallerstein
El
periodo entre 1945 y 1970 fue uno de extrema alta concentración
de capitales a escala mundial y también de hegemonía geopolítica
de Estados Unidos. En la geocultura el liberalismo centrista llegó
a su cumbre como ideología gobernante. Nunca antes el capitalismo
pareció funcionar tan bien. Esto no habría de durar.
El alto nivel de acumulación de
capital, que en particular favoreció a las instituciones y al
pueblo de Estados Unidos, alcanzó los límites en su capacidad para
garantizar el necesario cuasi-monopolio de las empresas productivas.
La ausencia de un cuasi-monopolio significó que por todas partes la
acumulación de capital comenzara a estancarse y los capitalistas
comenzaron a buscar modos alternativos de sostener sus ingresos. Los
principales modos fueron la relocalización de sus empresas
productivas en zonas de costo menor y el involucramiento en la
transferencia especulativa de capital existente, eso que le llamamos
la financiarización.
En
1945, solamente el desafío del poder militar de la Unión Soviética
pudo enfrentar el cuasi-monopolio geopolítico de Estados Unidos.
Para garantizar su cuasi-monopolio, Estados Unidos tuvo que acceder
a un arreglo tácito pero efectivo con la Unión Soviética,
apodado Yalta.
Este arreglo implicó una división del poder mundial, dos tercios
para Estados Unidos y un tercio para la Unión Soviética. Acordaron
mutuamente no transgredir estos límites y no interferir con las
operaciones económicas del otro en su propia esfera. También
entraron en una guerra
fría,
cuya función no era derrocar al otro (por lo menos en el futuro
previsible), sino mantener la incuestionada lealtad de sus
respectivos satélites. Este cuasi-monopolio también llegó a su
fin debido al creciente desafío a su legitimidad por parte de
quienes se perdieron debido al statu
quo.
Además, este periodo fue
también uno en que los movimientos anti-sistémicos tradicionales
conocidos como la Vieja Izquierda –comunistas, social-demócratas
y movimientos de liberación nacional– llegaron al poder estatal
en varias regiones del sistema-mundo, algo que había parecido
altamente improbable apenas en 1945. Un tercio del mundo estaba
gobernado por los partidos comunistas. Un tercio estaba gobernado
por partidos social-demócratas (o su equivalente) en la zona
pan-europea (Norteamérica, Europa occidental y Australasia). En
esta zona, el poder alternaba entre los partidos social-demócratas
que profesaban el Estado de bienestar y los partidos conservadores
que también aceptaban el Estado de bienestar, aunque con un alcance
reducido.
Y en la última zona, el llamado
Tercer Mundo, los movimientos de liberación nacional llegaron al
poder al obtener su independencia en la mayor parte de Asia, África
y el Caribe, promoviendo así regímenes populares en la ya
independiente América Latina.
Dada
la fortaleza de los poderes dominantes y en especial Estados Unidos,
puede parecer anómalo que los movimientos anti-sistémicos llegaran
al poder en este periodo. De hecho, fue lo opuesto. Al buscar
resistir el impacto revolucionario de los movimientos
anti-coloniales y anti-imperialistas, Estados Unidos favoreció
concesiones con la esperanza y la expectativa de traer al poder
fuerzas moderadas en
estos países que estuvieran dispuestas a operar dentro de las
normas aceptadas de comportamiento interestatal. Esta expectativa
resultó ser correcta.
El punto de quiebre fue la
revolución-mundo de 1968, cuyo dramático aunque breve punto álgido
entre 1966-1970 tuvo dos resultados importantes. Uno fue el final de
la muy larga dominación del liberalismo centrista (1848-1968) como
la única ideología legítima en la geocultura. Por el contrario,
tanto la izquierda radical izquierdista como la ideología
derechista conservadora recuperaron su autonomía y el liberalismo
centrista fue reducido a ser solamente una de las tres ideologías
en competencia.
La segunda consecuencia fue el
desafío a escala mundial para los movimientos de la Vieja Izquierda
por todas partes, asegurando que la Vieja Izquierda no era
anti-sistémica en lo absoluto. Su llegada al poder no había
cambiado nada de ninguna importancia, decían los impugnadores.
Estos movimientos fueron vistos ahora como parte del sistema que
había que rechazar para que por fin tomaran su lugar los verdaderos
movimientos anti-sistémicos.
¿Qué
pasó entonces? Al principio, la derecha de nuevo afirmativa pareció
ganar la partida. Tanto el presidente estadunidense, Reagan, como la
primera ministra de Reino Unido, Thatcher, proclamaron el fin
del desarrollismodominante
y el advenimiento de la producción orientada a la venta en el
mercado mundial. Proclamaron TINA, there
is no alternative.
Que no
hay alternativa.
Dada la decadencia del ingreso estatal en casi todo el mundo, la
mayor parte de los gobiernos buscaron préstamos, que no podían
recibir a menos que aceptaran los nuevos términos de TINA. Se les
requirió reducir drásticamente el tamaño de los gobiernos y
eliminar el proteccionismo, al tiempo de finiquitar los gastos del
Estado de bienestar y aceptar la supremacía del mercado. Esto fue
llamado el Consenso de Washington, y casi todos los gobiernos
acataron este importante viraje de foco. Los gobiernos que no
cumplieron fueron derrocados del cargo, lo que culminó en el
colapso espectacular de la Unión Soviética. Después de algún
tiempo en el cargo, los Estados que sí acataron descubrieron que la
prometida alza en el ingreso real de gobiernos y trabajadores no
ocurrió. Por el contrario, estos Estados sufrieron las políticas
de austeridad impuestas sobre ellos. Hubo una reacción a TINA,
marcada por el levantamiento zapatista en 1994, las exitosas
manifestaciones de 1999 contra el intento en Seattle de promulgar
garantías obligatorias para los llamados derechos de propiedad
intelectual, y la fundación en 2001 del Foro Social Mundial en
Porto Alegre, en oposición del Foro Económico Mundial, pilar de
larga duración de TINA.
Conforme la Izquierda Global
recuperó fuerza, las fuerzas conservadoras necesitaron reagruparse.
Dieron un viraje del énfasis exclusivo en la economía de mercado,
y lanzaron su rostro socio-cultural alternativo. De inicio
invirtieron mucha energía en asuntos como luchar contra el aborto o
promover la conducta exclusivamente heterosexual. Utilizaron tales
temas para jalar a sus simpatizantes hacia la política activa. Y
entonces ellos recurrieron a la anti-inmigración xenofóbica,
abrazando el proteccionismo al que los conservadores económicos se
habían opuesto específicamente.
Sin
embargo, los simpatizantes de los derechos sociales expandidos para
todos y el multiculturalismo copió
la nueva táctica política de la derecha y exitosamente legitimaron
a lo largo de la última década avances significativos en aspectos
socio-culturales. Los derechos de las mujeres, los primeros derechos
gay y luego el matrimonio gay, los derechos de los
pueblos indígenas,
todos fueron ampliamente aceptados.
Así que ¿dónde estamos? Los
conservadores económicos ganaron primero y luego perdieron
fortaleza. Los conservadores socio-culturales que les siguieron
ganaron primero y luego perdieron fuerza. Y no obstante la Izquierda
Global parece desconcertada. Esto ocurre porque todavía no está
dispuesta a aceptar que la lucha entre Izquierda Global y Derecha
Global es una lucha de clase y que eso debería hacerse explícito.
En la crisis estructural en
curso en todo el sistema-mundo moderno, que comenzó en los 70 y que
probablemente durará otros 20-40 años, el punto no es reformar el
capitalismo, sino el sistema que sea su sucesor. Si la Izquierda
Global va a ganar esa batalla, de manera sólida debe aliar las
fuerzas contra la austeridad con las fuerzas multiculturales. Sólo
reconociendo que ambos grupos representan el mismo fondo de 80 por
ciento de la población mundial será probable que puedan ganar.
Necesitan luchar contra el uno por ciento de hasta arriba y buscar
atraer al otro 19 por ciento de su lado. Esto es exactamente lo que
uno quiere decir cuando habla de lucha de clases.
Traducción: Ramón Vera Herrera
© Immanuel Wallerstein
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
6.-
Para el análisis latinoamericano:
a).-
“Elecciones y poderes de abajo”, Raul Zibechi, junio 9
Elecciones y poderes de abajo
Raúl
Zibechi
En las recientes décadas la cultura política de izquierda
convirtió las elecciones en el principal barómetro de su éxito o
fracaso, de avances o retrocesos. En los hechos, la concurrencia
electoral se convirtió en el eje de la acción política de las
izquierdas, en casi todo el mundo.
Una
realidad política nueva, ya que en tiempos no lejanos la cuestión
electoral ocupaba una parte de las energías y se considerada un
complemento de la tarea central, que giraba en torno a la
organización de los sectores populares.
Lo
cierto es que la participación electoral fue articulada como el
primer paso en la integración en las instituciones (de clase) del
sistema político (capitalista). Ese proceso destruyó la
organización popular, debilitando hasta el extremo la capacidad de
los de abajo para resistir directamente (no mediante sus
representantes) la opresión sistémica.
Con
los años la política de abajo empezó a girar en torno a lo que
decidían y hacían los dirigentes. Un pequeño grupo de diputados y
senadores, asistidos por decenas de funcionarios pagados con dineros
públicos, fueron desplazando la participación de los militantes de
base.
En
mi país, Uruguay, el Frente Amplio llegó a tener antes del golpe
de Estado de 1973 más de 500 comités de base sólo en Montevideo.
Allí se agrupaban militantes de los diversos partidos que integran
la coalición, pero también independientes y vecinos. En las
primeras elecciones en las que participó (1971), uno de cada tres o
cuatro votantes estaba organizado en aquellos comités.
Hoy
la realidad muestra que casi no existen comités de base y todo se
decide en las cúpulas, integradas por personas que han hecho
carrera en instituciones estatales. Sólo un puñado de comités se
reactivan durante la campaña electoral, para sumergirse luego en
una larga siesta hasta las siguientes elecciones.
En
paralelo, la institucionalización de las izquierdas y de los
movimientos populares –sumada a la centralidad de la participación
electoral– terminaron por dispersar los poderes populares que los
de abajo habían erigido con tanto empeño y que fueron la clave de
bóveda de las resistencias.
En
el debate sobre las elecciones creo que es necesario distinguir tres
actitudes, o estrategias, completamente diferentes.
La
primera es la que defiende desde hace cierto tiempo Immanuel
Wallerstein: los sectores populares deben protegerse durante la
tormenta sistémica para lograr sobrevivir. En ese sentido, plantea
que llegar al gobierno por la vía legal, así como las políticas
sociales progresistas, pueden ayudar al campo popular tanto para
acotar los daños producto de las ofensivas conservadoras como para
evitar que fuerzas de ultraderecha se hagan con el poder estatal.
Este
punto de vista parece razonable, aunque no acuerdo, ya que considero
las políticas sociales vinculadas al combate
a la pobreza como
formas de contrainsurgencia, con base en la experiencia que vivimos
en el Cono Sur del continente. En paralelo, llegar al gobierno casi
siempre implica administrar las políticas del FMI y el Banco
Mundial. ¿Quién recuerda hoy la experiencia de la griega Syriza?
¿Qué consecuencias sacamos de un gobierno que prometía lo
contrario?
Es
evidente que focalizarse en que tal o cual dirigente
cometieron traición,
lleva el debate a un callejón sin salida, salvo que se crea que con
otros dirigentes las cosas hubieran ido por otro camino. No se trata
sólo de errores; es el sistema.
La
segunda actitud es la hegemónica entre las izquierdas globales. La
estrategia sería más o menos así: no hay bases sociales
organizadas, los movimientos son muy débiles y casi inexistentes,
de modo que el único camino para modificar la llamada relación
de fuerzas es
intentar llegar al gobierno. Esta situación ha mostrado ser fatal,
incluso en el caso de que las izquierdas consigan ganar, como
sucedió en Grecia y en Italia (si es que a los restos del Partido
Comunista se les puede llamar izquierda).
Diferente
es el caso de países como Venezuela y Bolivia. Cuando Evo Morales y
Hugo Chávez llegaron al gobierno por la vía electoral, existían
movimientos potentes, organizados y movilizados, sobre todo en el
primer caso. Sin embargo, una vez en el gobierno decidieron
fortalecer el aparato estatal y, por tanto, emprendieron acciones
para debilitar a los movimientos.
Siendo
las experiencias estatales más avanzadas,
hoy no existen en ninguno de ambos países movimientos
antisistémicos autónomos que sostengan a esos gobiernos. Quienes
los apoyan, salvo excepciones, son organizaciones sociales cooptadas
o creadas desde arriba. En este punto propongo distinguir entre
movimientos (anclados en la militancia de base) y organizaciones
(burocracias financiadas por los estados).
Una
variante de esta actitud son aquellos movimientos que, en cierto
momento, deciden incursionar en el terreno electoral. Las más de
las veces, y creo que México aporta una larga experiencia en esta
dirección, al cabo de los años las bases de los movimientos se
debilitan, mientras los dirigentes terminan incrustados en el
aparato estatal.
La
tercera orientación es la que impulsa el Concejo Indígena de
Gobierno, que a mi modo de ver consiste en aprovechar la instancia
electoral para conectar con los sectores populares, con el objetivo
de impulsar su autoorganización. Lo han dicho: no se trata de
votos, menos aún de cargos, sino de profundizar los trabajos para
cambiar el mundo.
Me
parece evidente que no se trata de un giro electoral, ni que el
zapatismo haya hecho un viraje electoralista. Es una propuesta –así
la entiendo y puedo estar equivocado– que pretende seguir
construyendo en una situación de guerra interna, de genocidio
contra los de abajo, como la que vive México desde hace casi una
década.
Se
trata de una táctica que recoge la experiencia revolucionaria del
siglo XX para enfrentar la tormenta actual, no usando las armas que
nos presta el sistema (las urnas y los votos), sino con armas
propias, como la organización de los de abajo.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
b).-
“Movimientos sociales en la lucha antineoliberal” Emir Sader, La
Jornada, febrero 16
Movimientos
sociales en la lucha antineoliberal
Emir
Sader
En
Bolivia y Ecuador los movimientos sociales se han cansado de
tumbar a gobiernos neoliberales y han decidido, finalmente, fundar
sus propios partidos y lanzar candidatos a la presidencia de la
nacion. Mientras tanto, en el contexto del Foro Social Mundial, o al
lado de él, ONG, algunos movimientos sociales e intelectuales de
Europa y América Latina se oponían a esa vía y proponían
la autonomía
de los movimientos sociales.
Esto es, no deberían meterse en política ni con el Estado.
En
Argentina, frente a la peor crisis económica, política y social de
su historia, movimientos han renunciado a lanzar candidaturas a la
presidencia de la República, con el eslogan: Que
se vayan todos.
Resultado: Ménem ganó en la primera vuelta, prometiendo que
dolarizaría definitivamente la economía argentina, con lo cual
llevaría a la ruina sin retorno no sólo al país, sino a todos los
procesos de integración latinoamericana.
La
ilusión despolitizada y corporativa del Que
se vayan todos dejaría
el campo libre para esa monstruosa operación menemista, con los
efectos negativos en toda la región. La ilusión era la de que
ellos se irían, sin que se les hiciera irse, sin que fueran
derrotados con un proyecto superador del neoliberalismo. Felizmente
apareció Néstor Kirchner, quien asumió la presidencia de la
nación para empezar el rescate más espectacular que Argentina
había conocido de su economía, de los derechos sociales de los
trabajadores, del prestigio del Estado.
En
tanto, organizaciones que se habían adherido a la tesis de la
autonomía de los movimientos sociales, como los piqueteros
argentinos, simplemente han desaparecido. En México, después del
enorme prestigio que habían tenido al asumir una posición
semejante –Cambiar
el mundo sin tomar el poder,
de John Holloway y Toni Negri, quien condenaba a los estados como
superados instrumentos conservadores–, los zapatistas han
desaparecido de la escena política nacional, recluidos en Chiapas,
el estado más pobre de la nación. Más de 20 años después, ni
Chiapas ni México fueron transformados sin tomar el poder, hasta
que los zapatistas han decidido lanzar una candidata indígena a la
Presidencia. Aun sin decir que van a transformar el país con una
victoria electoral, pero saliendo de su aislamiento en Chiapas para
volver a participar de la vida política nacional, abandonando sus
posiciones de simple denuncia de las elecciones y de abstención.
Mientras tanto, Bolivia y
Ecuador, rompiendo con esa visión estrecha de restringir los
movimientos sociales solamente a la resistencia al neoliberalismo,
han fundado partidos –Mas en Bolivia, Alianza País en Ecuador–,
presentaron candidatos a la presidencia de la república –Evo
Morales y Rafael Correa–, han triunfado y pusieron en práctica
los procesos de más grande éxito en la trasformación económica,
social, política y cultural de América Latina en el siglo XXI. Han
refundado sus estados nacionales, impuesto el desarrollo económico
con distribución de renta, se han aliado a los procesos de
integración regional, al mismo tiempo que han integrado las más
amplias capas del pueblo a los procesos de democratización
política.
Al contrario del fracaso de las
tesis de la autonomía de los movimientos sociales, que han
renunciado a la disputa por la hegemonía alternativa a nivel
nacional y de lucha por la construcción concreta de alternativas al
neoliberalismo, bajo la dirección de Evo Morales y de Rafael
Correa, Bolivia y Ecuador han demostrado cómo solamente la
articulación entre la lucha social y la lucha política, entre los
movimientos sociales y los partidos políticos, es posible construir
bloques de fuerza capaces de avanzar decisivamente en la superación
del neoliberalismo.
Las tesis de Toni Negri sobre el
fin del imperialismo y de los estados nacionales fueron rotundamente
desmentidas ya desde la acción imperialista después de las
acciones de 2001, mientras que gobiernos sudamericanos han
demostrado que solamente con el rescate del Estado es posible
implementar políticas antineoliberales, como el desarrollo
económico con distribución de renta. La pobreza persistente en
Chiapas puede ser comparada con los avances espectaculares
realizados, por ejemplo, en todas las provincias de Bolivia, para
demostrar, también por las vías de hecho, cómo la acción desde
abajo tiene que ser combinada con la acción de los estados, si
queremos efectivamente transformar el mundo.
Otras
tesis, como las de varias ONG o de Boaventura de Sousa Santos, de
optar por una sociedad
civil en
la lucha contra el Estado, no puede presentar ningún ejemplo
concreto de resultados positivos, aun con las ambiguas alianzas con
fuerzas neoliberales y de derecha, que también se oponen al Estado
y hacen acuerdos con ONG y con intelectuales para oponerse a
gobiernos como los de Evo Morales y de Rafael Correa, pero también
en contra de otros gobiernos progresistas en América Latina, tienen
en común visiones liberales del mundo.
Además del fracaso teórico de
las tesis de la autonomía de los movimientos sociales, se les puede
contraponer los extraordinarios avances económicos, sociales,
políticos, en países como Argentina, Brasil, Venezuela y Uruguay,
además de los ya mencionados, como pruebas de la verdad de las
tesis de la lucha antineoliberal, como la lucha central de nuestro
tiempo.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
c).-
“La dictadura democrática de los poderosos” Raul Zibechi, la
Jornada, Mayo 12.
La
dictadura democrática de
los poderosos
Raúl
Zibechi
Nos
hacen falta ideas. La mente no piensa con información sino con
ideas, como destaca Fritjof Capra en La
trama de la vida.
En esta tremenda transición/tormenta que vivimos, necesitamos
lucidez y organización para comprender lo que sucede y para
construir las salidas. Cuando la realidad se hace más compleja y la
percepción se enturbia, una característica de las tormentas
sistémicas, aclarar la mirada es un paso ineludible y vital.
Por eso nos atiborran con
información basura, porque contribuye a potenciar la confusión. Es
en este sentido que los medios juegan un papel sistémico que
consiste en desviar la atención, hacer que las cosas importantes y
decisivas tengan un trato idéntico a las más superficiales (un
accidente en carretera tiene más cobertura que el caos climático)
y tratan los temas serios como si fueran un partido de futbol.
Como sabemos, hay quienes
piensan que no hay cambios mayores, que la tormenta sistémica es
una crisis pasajera, luego de la cual todo seguirá su curso normal.
Pero los de abajo necesitamos aguzar los sentidos, detectar los
sonidos y los movimientos imperceptibles, porque nuestras vidas
están en riesgo y cualquier despiste puede tener consecuencias
desastrosas. No tenemos seguros de vida ni guardias privados, como
tienen los de arriba.
El
historiador francés Emmanuel Todd reflexiona sobre las elecciones
en su país, con análisis bien interesantes. El primero, es que
desde hace varias décadas existen campos de fuerzas sociales
estables, que le permiten asegurar que la sociedad está dividida en
dos mitades y que esa división permanece casi inalterada
(goo.gl/p1i6WN).
En
segundo lugar, se pregunta porqué en el pasado cuarto de siglo el
rechazo al modelo neoliberal no ha crecido (en Europa), pese al
aumento de la desocupación y al fracaso del euro. Analiza la
población, un dato estructural que tienden a minimizar los
analistas. En Francia, la población envejeció hasta seis años
desde 1992 y, de hecho, los ancianos han
perdido el derecho de voto,
porque una salida del euro derrumbaría sus pensiones.
La
segunda cuestión que contempla es la estratificación educativa.
Concluye que la
gente con estudios superiores produjo una oligarquía de masas y
que esa élite pasó de 12 por ciento de la población en 1992 a 25
por ciento, en sólo 25 años. La conclusión estremece: una
población envejecida sumada a una mayor masa
oligárquica desemboca
en un creciente conformismo de la mitad de la población, mientras
la otra mitad de abajo se ha deteriorado notablemente desde el
tratado de Maastricht de 1992.
Cuando
Marx escribe el Manifiesto
Comunista,
la relación entre los de abajo y los de arriba era de nueve a uno.
No había pensiones para los mayores y la universidad estaba
reservada para las élites. Era un sistema inestable, donde 90 por
ciento tenía interés en derribarlo.
Los
dos cambios mencionados por Todd (demografía y educación superior)
representan mutaciones profundas para quienes aspiramos a
transformar el mundo. Todavía en 1960 abundaban los universitarios
como el Che,
dispuestos a utilizar sus conocimientos junto a los oprimidos. El
sistema supo comprender que tenía un punto débil entre los jóvenes
universitarios y tomó medidas.
Ahora los docentes de ese nivel
ganan fortunas, hasta 30 veces el salario mínimo en varios países.
Los estudiantes cuentan con becas que les permiten estirar los
estudios de posgrado hasta bordear los 40 años y luego aspiran a
ingresar en la élite universitaria. En el imaginario colectivo el
ascenso social pasa por los estudios superiores a los que se entrega
buena parte de la vida.
Immanuel
Wallerstein sostenía hace tres décadas (en Marx
y el subdesarrollo)
que bajo el capitalismo la clase alta pasó de 1 a 20 por ciento de
la población mundial. La cifra puede acercarse ahora a 25 por
ciento que presume Todd para la oligarquía
de masas.
En América Latina las cifras deben matizarse, pero vamos hacia
allá.
Es
posible que estemos bordeando la dominación
perfecta:
sociedades divididas en partes casi iguales, entre los que necesitan
patear el tablero y los que temen cualquier cambio. Una mitad
conformista y la otra mitad apabullada por la cuarta guerra mundial.
Por encima de ambas, 1 por ciento controla el poder estatal, el
material y las democracias electorales.
A
medida que se expanden las dimensiones del grupo en la cima, a
medida que vamos haciendo a los miembros del grupo de la cima cada
vez más iguales entre sí en sus derechos políticos, se hace
posible extraer más de los de abajo,
escribe Wallerstein en Después
del liberalismo (página
168). Y agrega que un
país mitad libre y mitad esclavo sí puede durar mucho tiempo.
Las
consecuencias de estos cambios deberían llevarnos a sacar algunas
conclusiones estratégicas.
Primero, la democracia se
asienta en ese sector que no quiere desestabilizar el sistema,
mientras la otra mitad no se siente representada. La democracia
electoral tiene sentido para la mitad de arriba, pero es una cárcel
para los de abajo.
Dos, para la mitad desheredada
de la población, el diseño actual del capitalismo es una realidad
opresiva, ya que las políticas sociales focalizadas tienden a
neutralizar y dividir a quienes necesitan levantarse contra el
sistema.
Los partidos de centro-izquierda
recogen las aspiraciones, y los miedos, de esa mitad de la población
que sólo quiere cambios cosméticos y cuyo ejercicio político
excluyente es votar cada cinco o seis años y asistir a mítines
para aplaudir a sus caudillos.
La
mitad de abajo no puede confiar en un sistema político que funciona
como una dictadura
democrática. Una
estructura política con total libertad para la mitad de arriba
puede ser la forma más opresiva que se pueda imaginar para la mitad
de abajo,
sigue Wallerstein.
Los que viven en la zona del
no-ser, en palabras de Fanon, son los que resisten y construyen
otros mundos, por mera necesidad de sobrevivir. Pero son
bombardeados por la fantasía de que pueden cambiar su destino sin
quebrar el sistema.
%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%
c).-
Temer da via libre al ejercito de EU” J Maanuel Karg, La Jornada,
Mayo 9
Temer
da vía libre al ejército de EU
Juan
Manuel Karg*
El
ejército de Estados Unidos (EU) participará en noviembre
próximo de un ejercicio militar inédito en la Amazonia brasileña,
tras la invitación de Michel Temer. La actividad,
denominada América
Unida,
consistirá en al menos 10 días de simulaciones militares con
tropas de Brasil, Perú y Colombia, de acuerdo con información
brindada por el propio Ministerio de Defensa brasileño, principal
impulsor sudamericano de la iniciativa.
La
base de la actividad será la ciudad brasileña de Tabatinga,
lindante con el municipio colombiano de Leticia y cercano a la isla
peruana Santa Rosa. Con sólo mirar el mapa del estado Amazonas se
advierte la gravedad regional del anuncio: al norte Venezuela; al
sur, tras un ínfimo paso por el estado Acre, Bolivia. Países que
confrontan geopolíticamente con Washington, tal como lo hacía
–aunque en distinta intensidad, claro está– Brasil antes
del impeachment a
Dilma Rousseff. Del otro lado de la frontera colombo-peruana,
Ecuador, que acaba de optar por continuar la experiencia de la
Revolución Ciudadana, que durante una década encabezó Rafael
Correa Delgado, quien llegó a desmantelar la base que EU tenía en
Manta, allá por 2009.
Si
bien el propio Ministerio de Defensa brasileño ha descartado que
los ejercicios sean un posible embrión a una base multinacional,
los cuantiosos recursos naturales en la zona y la cercanía
ideológica de Washington a los mandatarios de los tres países
dejan lugar a incertidumbres crecientes en ese plano. De hecho, en
el gobierno regional de Amazonas, Perú, ya hay una
base camuflada en
construcción, impulsada por el Comando Sur de EU bajo la modalidad
de Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER), tal como
también sucede en otras provincias de ese país. Es a este tipo de
diseños que el destacado investigador brasileño Moniz Bandeira
cataloga como cuasi bases, al ser bases
informales y legalmente ambiguas.
El Consejo de Defensa
Suramericano (CDS), creado por Unión de Naciones Sudamericanas,
tuvo un fuerte impulso del entonces presidente Luiz Inacio Lula Da
Silva, bajo tres objetivos principales: consolidar a Sudamérica
como zona de paz, construir una identidad sudamericana en materia de
defensa y generar consensos para fortalecer la cooperación regional
en esta materia. Es –tristemente– sintomático que ahora el CDS
no pueda poner freno alguno a esta iniciativa de un presidente al
cual rechaza, según la consultora Datafolha, 87 por ciento de la
población.
La
ecuación regional se modificó sustancialmente tras
el impeachment a
Rousseff. Por ello la bancada del Partido de los Trabajadores en el
Senado ha sido muy crítica del anuncio, denunciando mediante un
comunicado que estas
iniciativas pueden colocar a la Defensa de Brasil bajo la órbita
estratégica de Estados Unidos, con perjuicios sensibles a la
soberanía nacional.
Para los senadores petistas esta decisión interfiere la gestión
soberana que hasta el momento desarrollaban un conjunto de países
en el marco de la Organización del Tratado de Cooperación
Amazónica (OTCA) y la propia Unasur.
Temer impulsó un conjunto de
medidas regresivas en lo endógeno: la PEC 55, que congela la
inversión social por 20 años en salud y educación; las reformas
laborales y jubilatorias, que votó de forma exprés en el
Parlamento aun siendo rechazadas por amplios sectores de la
sociedad, y la privatización de sectores estratégicos. Ahora hace
lo propio en el plano externo: pone a Brasil a pivotear la nueva
estrategia de EU en la América Latina, relegando el enorme trabajo
de cara a los emergentes que Brasil había cristalizado en
instancias como el BRICS.
A
la distancia, se entiende con más claridad por qué el golpe fue
avalado desde Washington. Era precisamente para que se realizaran
estas transformaciones estructurales tanto en el plano interno como
externo. Juracy Magalhães, quien fue embajador de Brasil en
Washington tras el golpe de 1964, repetía una consigna que quedó
marcada en la historia de su país: Lo
que es bueno para EU es bueno para Brasil.
Aquella
máxima –suerte de relaciones
carnales a
la brasileña– parece tener vigencia en la actual política
exterior del país, aun cuando ya se haya verificado tiempo atrás,
durante las presidencias del PT que ampliaron los vínculos a un
naciente pluricentrismo, que había sido errónea. Poco le importa
ese balance al ejército estadunidense, que desembarcará en el
Amazonas brasileño en pocos meses más. Para América del Sur, la
noticia es un retroceso de 180 grados en materia de soberanía, lo
cual debería ser puesto en consideración en las instancias
regionales pertinentes.
*Politólogo
de la UBS. Investigador del Centro Cultural de la Cooperación de
Buenos Aires Twitter: @jmkarg
%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%
7.-
Para análisis de la situación y lucha en E.U.:
a).-
Contrarrevolución
venezolana, pretexto para recolonizar América Latina
por
Ramón Alcides Ávila Peralta, en ALINET, Junio 13, (se
sugiere leerlo en línea por las ilustraciones. Ojo
el tema es laa crisis del agua en E.U. aunque el título sea otro)
Contrarrevolución
venezolana, pretexto para recolonizar América Latina
por Ramón Alcides Ávila
Peralta
Latinoamérica,
privilegiada de abundantes recursos naturales, especialmente su
enorme reserva de agua potable, desde hace siglos ha sido codiciada y
saqueada.
La
política expansionista del imperio estadounidense, aliada de algunos
gobiernos latinoamericanos, incita la contrarrevolución bolivariana
para derrocar al presidente Nicolás Maduro; acabar el proyecto
bolivariano; detener el avance de gobiernos democráticos y
progresistas; impedir la unidad de los pueblos latino y recolonizar
Suramérica.
La
obsesión contrarrevolucionaria está vinculada a la conservación de
la sociedad estadounidense, y es necesario señalar al presidente
Nicolás Maduro como polígono de la confrontación, alegando
violación de los derechos humanos como excusa para entrometerse en
los asuntos internos de otros países, consolidar su plan de dominio
sobre las naciones latinas, poseedoras de inmensos recursos naturales
y estratégicos - , petróleo, gas, aluminio, minas metálicas, y
otros -.
Hay
muchas razones para la obsesión contrarrevolucionaria de Estados
Unidos, entre ellas, la caída del presidente de Venezuela. El
imperio está seguro que un golpe de Estado pondría fin a la
Revolución Bolivariana. Y después vendría la recolonización de
Suramérica.
No
siempre el blanco de la agresión es el verdadero motivo de la
confrontación. Esta invasión que se avizora se debe a las reservas
de agua potable que posee Suramérica. Hay otras razones, entre
ellas: el petróleo, el aluminio y el coltán – Venezuela posee las
mayores reservas de petróleo y coltán a escala mundial -. Pero el
agua es la dinámica obsesiva de Estados Unidos.
Surge
la pregunta premonitoria sobre la crisis capitalista de los Estados
Unidos, que busca superar, a través de invasiones y recolonización,
su decadencia hegemónica reflejada en el proceso acelerado del
agotamiento de su reserva hídrica y forestal.
Según
la Dirección del Departamento de Agricultura, al finalizar la
primera mitad de la presente centuria, sólo el 50% de la superficie
actual de sus bosques sobrevivirá, y al mismo tiempo, el 50% de su
ecosistema desaparecerá.
Al
arribar el año 2.037, desaparecerá físicamente más del 28% de sus
bosques. Y para 2080, se habrá acabado su última reserva selvática.
Y con ella, las fuentes de agua.
Sus
plantas industriales, expulsan anualmente a la atmósfera más de 100
millones de toneladas métricas de gases de sulfuro, equivalente a un
volumen superior de 200 millones de toneladas métricas de CO2 de
emisiones, causante de la lluvia ácida. Más del 80% del azufre
presente en la atmósfera es producido por las plantas industriales
de los Estados Unidos, que al mismo tiempo contaminan ríos y lagos
al vaciar más de 120.000 etiquetas diferentes de síntesis químicas
al ambiente.
Según
informes del Departamento de Agricultura – United States Department
of Agriculture -, una extensión de 769.000 km2, equivalente al 8.5%
del total de la superficie de Estados Unidos, produce el 80% del agua
potable, pero sus bosques no resisten la ofensiva sin tregua
“anti-forestal”1.
La
región biogeográfica situada sobre la cadena montañosa de los
Apalaches, que recorre desde Alabama hasta Nueva Inglaterra, el 90%
de la superficie ha disminuido su masa forestal, las áreas
desérticas se observan como si los árboles fueron bombardeados con
napalm o gasolina gelatinosa.
En
Monte Mitchell - Carolina del Norte -, toda la cumbre de la montaña
despliega una extensa zona de árboles secos, en otras áreas la
vegetación y ecosistemas parecen haber sido rociadas con productos
químicos defoliantes, o fumigados con herbicida de alta
concentración, a base de glifosato.
En
la Región de los Grandes Lagos; los de la zona este; los que cubren
tierras boscosas de las montañas de Andirondack y 420 lagos ubicados
en Washington, Montana, Dakota del Norte, y Minnesota, tienen un pH
inferior a 5 – nivel al que muere toda vida acuática y
sub-acuática. Otros 19 mil reciben contaminación. Pero no sólo
están contaminados, se están secando pavorosamente.
En
1960, el congreso de los Estados Unidos aprobó el acta “Clean
Water Act”, cuando descubrió la elevada concentración de fósforo
presente en los lagos Erie, Ontario y Míchigan. Pero los reportes
científicos son menos halagadores, prevén que sus glaciares se
descongelarán entre 2035 a 2039. Y antes de finalizar la primera
mitad del presente siglo, el 80 % de los glaciares desaparecerán a
ritmo de 41cm anual, y con ellos, las vertientes hidrográficas.
Ejemplo clásico; Los glaciares de Alaska desde 2000 a 2017, han
retrocedido más de nueve metros.
Sus
industrias liberan anualmente a la atmósfera más de 160 millones de
toneladas métricas de gases de sulfuro, equivalente a un volumen
superior de 250 millones de toneladas métricas de CO2 de emisiones,
responsable de la lluvia ácida. Más del 85 por ciento del azufre
depositado en la atmósfera es producido por los Estados Unidos, que
al mismo tiempo contamina ríos y lagos a través de más de 140.000
etiquetas diferentes vertidas al entorno ambiental.
Las
zonas de mayor concentración industrial, son las más productoras de
lluvias ácidas, y registran máximos niveles de dióxido de azufre a
escala mundial. Cada año originan lluvias ácidas. Ejemplo clásico:
En Kone, zona industrial de Pittsburgh - Pensilvania -, han caído
lluvias ácidas como el ácido acético. En Wheeling - Virginia
Occidental -, se precipitó una lluvia con pH casi equivalente al
ácido de batería de arranque.
Ante
esta dramática realidad, Estados Unidos tendrá que perforar sus
espacios de aguas subterráneas para garantizar a corto plazo, la
vida de cien millones de estadounidenses, habituados al derroche
diario de 90 galones de agua por habitante. El imperio desperdicia
160 billones de galones de agua al año, pero no podrá hacer nada
para evitar la sequía que se abate como ave agorera sobre su
población, que podría verse obligada a abandonar su país natal,
rumbo hacia un lamentable, trágico y amargo exilio.
Un
estudio realizado por el gobierno estadounidense durante la era
Clinton, concluyó que gran parte de las regiones de los Estados
Unidos se están quedando sin agua potable. El informe presagia un
desastroso apocalipsis de su población amenazada de sed. Según la
predicción oficial, 39 estados de los 50 entidades sub-nacionales,
padecerá a partir de 2022, las consecuencias de escasez de agua
potable. En Georgia, millones de personas sufrirán una sequía sin
precedentes.
En
el estado de Florida, su abastecimiento ya es insuficiente para
satisfacer una población que crece anualmente. Los niveles de
reserva de agua del Estado de New York, disminuyeron a indicadores
preocupantes jamás alcanzados.
El
suministro de agua es alarmante en el estado de California, en la
cordillera The high – Sierra Nevada –, su principal
aprovisionamiento, la nieve está desapareciendo mágicamente, hasta
tal extremo, que Jack Hoffbuhr, director de la Asociación Americana
de Agua – AWWA –, declaró a la revista Time que Los Estados
Unidos debe prevenirse para enfrentar la alarmante e inminente crisis
de agua potable. Mientras la Asociación Mundial del Agua – GWP -,
organismo patrocinado por el Banco Mundial, alertó al gobierno de
los Estados Unidos diciendo que en 2025, todos sus ríos, lagos y
fuentes de agua potable colapsarán. Pero el reportaje publicado por
NRDC en marzo del 2004, titulado Swimming in Sewage – “Nadando en
Aguas Negras” -, alerta un futuro sombrío, nefasto y
dramáticamente incierto: “las aguas usadas de Estados Unidos, está
creando una crisis ambiental donde ningún ciudadano podrá
sobrevivir”.
Us
Pirg’s Clean Water – Agua Limpia de Piratas-, informó que el 62
por cien del complejo industrial, descargó 5.6 trillones de metros
cúbicos de agua ácida y sedimento tóxico al mar, lagos y ríos,
durante el período 2003 – 2004. A ese ritmo, al arribar 2025, 100
millones de estadounidenses no tendrán agua potable.
El
Ogallala - del Siux: agua abundante -, cubre una superficie de 392
Km2 que lo convierte en el mayor acuífero de Estados Unidos, cuyo
volumen es equivalente a la masa o cuerpo de agua del lago Hurón,
suministra la irrigación de 6.5 millones de hectáreas dedicadas al
maíz, sorgo, soya y trigo, consumen 160% la tasa de recarga del
acuífero que disminuye su nivel de forma impresionante. De continuar
esta tendencia en estos 36 estados, cuya población doblará en los
próximos 15 años, según las proyecciones, las reservas de agua
subterránea se agotarán y dejará en riesgo la actividad agrícola.
Según
informó la FAO en 2003, entre los veinte principales productos
agrícolas producidos en los Estados Unidos, figuran: Maíz,
256.904.993; Soya, 65.795.300, Trigo, 63.589.820 toneladas métricas.
Ejemplo
clásico: dice la FAO, que el comercio de maíz en 2017-2018,
presagia una disminución anual del 2,2%, mientras la producción de
trigo decrecerá un 2,2 en 2017/ a partir de julio. Se prevé que el
comercio de cereales secundarios caerá a 173 millones de toneladas
en 2017/18, aproximada-mente un 3 % menos que en 2016/17. El
indicador más expresivo de la escasez de agua por pérdida de su
cobertura boscosa, se refleja en la producción de tabaco disminuida
en un 60% en 2003, y el menor ritmo dinámico de las tierras y
praderas agrícolas, especialmente las de Nebraska, California y
Texas. En consecuencia, la producción agrícola caerá 33,33% en los
próximos siete años;
disminuirá
sensiblemente la ganadería en la región Media Oeste del país; los
granjeros, debido a la reducción de subsidios agrícolas desviados
hacia la guerra, duplicaran los precios de los cereales, cuyas
consecuencias, causará enfermedades relacionadas con la nutrición
de los niños.
Finalmente,
éxodos masivos de millones de campesinos, migrarán hacia arrabales
urbanos. El lago Mead, embalse construido en el río Colorado, es una
de las mayores reservas de agua, su nivel se ha reducido 40 metros
por debajo del mínimo registrado históricamente. Estudios
científicos estiman que el Mead en los próximos 18 años, será un
árido desierto.
La
cordillera de los Apalaches; la cadena montañosa de las Rocosas; las
llanuras centrales y del este; la red hidrográfica que drena en la
Bahía de Hudson. La cuenca de los ríos más grandes de Estados
Unidos: Misisipi- Misuri- Ohio, y la región de los Grandes Lagos,
han disminuido su caudal, proporcional a la retirada de los glaciares
y la tala de bosques.
El
futuro Armagedón2 de los Estados Unidos incita el ánimo de invadir
Suramérica, usando Venezuela como pretexto.
Por
su abundante y variada reserva natural, América Latina ha sido una
región atrayente, codiciada y saqueada por el imperio, que desde la
era Monroe en 1825 incluyó en su agenda el dominio del agua -
“América para los americanos-“3, y control hegemónico de la
vida terrestre.
Estados
Unidos, para apropiarse de las reservas de agua de América Latina,
necesita derrocar la Revolución Bolivariana, utilizando como
polígono de confrontación al presidente Nicolás Maduro. Pero el
objetivo es el agua. Es el agua, no el presidente Nicolás Maduro,
eso es lo que estoy diciendo.
La
Amazonía es un complejo territorio. La región biológica más
diversa, el sistema hidrológico más vasto del planeta.
El
acuífero Guaraní, es el mayor curso de agua dulce bajo tierra. Con
un área total de 1,2 millones de km², se extiende bajo el subsuelo
de los Estados de Goiás, Mato Grosso do Sul, Minas Gerais, São
Paulo, Paraná, Santa Catarina y Río Grande do Sul.
Reserva
1.175.000 km3. Es tal su capacidad que podrá abastecer 6.000
millones de personas durante 200 años.
El
acuífero de Puelche – Argentina -, alberga 300 billones de litros
de agua, divididos entre 6 mil millones de humanos que poblamos la
tierra, obtenemos 200.000 litros por persona, lo equivale al 33% más
del agua que una persona consume en toda su vida. Con esta cifra en
mente, el lenguaje lacónico de los números es infalible. La
anterior ecuación matemática calcula que los dos acuíferos pueden
abastecer la actual humanidad durante 350 años.
El
control del acuífero, es objeto de desesperada preocupación de
EE.UU, un reto a su propio dilema: hacer frente en el futuro a la
airada espiral de violentas protestas sangrientas y/ o conquistar
militarmente
las fuentes hídricas. Según el informe secreto del consejero del
pentágono, Andrew Marshall: “EE.UU. debe prepararse para estar en
condiciones de apropiarse de este recurso estratégico allí donde
esté y, cuando sea necesario”.
Tierra
de Derechos - Organización de Derechos Humanos – advirtió: una
sociedad organizada debe estar alerta ante las posibles estrategias
diseñadas por EE.UU.”
La
demanda de agua se duplica cada 20 años y, son muchas las variables
para saber que Estados Unidos no alcanzará calmar la sed de sus
habitantes. Partiendo de estas reflexiones, considera el agua como
energía y es parte de su doctrina de seguridad. Lo cierto es que
está buscando nuevos recursos hídricos, pero el gobierno de
Washington lo niega.
El
documento Santa Fe IV, preparado por el partido republicano en 2.000,
a fines del gobierno de Bill Clinton, plantea la doctrina geo-
estratégica, vigente para la seguridad nacional de los Estados
Unidos en el siglo XXI, “garantizar que los países del hemisferio
provean los recursos naturales, especialmente el agua”.
En
estrecho vínculo, hay otro punto en el documento de los ex asesores
de Rehagan, Clinton y Bush, que explica por qué es prioritario que
los países latino americanos promulguen legislaciones favorables a
los intereses del imperio. Dice el documento: “los EE.UU. debe
asegurar que los recursos naturales del hemisferio estén disponibles
para responder a nuestras prioridades nacionales…esta prioridad
requiere de aliados confiables de EE.UU.”
En
febrero de 2.004, se filtró al diario británico The Guardian un
informe secreto del consejero del pentágono, Andrew Marshall, que
advertía al presidente Bush de los desastrosos efectos del
calentamiento global en el planeta a corto plazo, entre ellos, la
falta de agua potable. Allí se sugiere que “EE.UU. debe prepararse
para estar en condiciones de garantizar este recurso estratégico
allí donde esté y, cuando sea necesario”.
En
este fenómeno climático de sed global, el imperio considera el agua
de sur América, un botín que debe obtener por fuerza utilizando el
mismo pretexto que usó contra Sadam Husein para invadir Irak y
apropiarse del petróleo. El mismo libreto pretende ahora aplicarlo
contra el presidente Nicolás Maduro para apropiarse de los recursos
de Venezuela, y del agua de sur América. La 7 bases militares de la
OTAN emplazadas en Colombia, bajo la “justificación” de la lucha
contra el movimiento armado de las FARC_EP, el narcotráfico y el
fantástico informe de la CIA que contempla células terroristas de
Al Qaeda, de Hamas y de Hezbollah en las fronteras del acuífero
Guaraní y en la República Bolivariana de Venezuela, es el libreto
más adecuado para recolonizar América latina e impedir la unidad
Bolivariana.
Desde
2001 hasta 2006, la CIA ha hecho caso omiso a las reiteradas
declaraciones del Departamento de Estado de EE.UU, al declarar
públicamente que no hay presencia de células terroristas en la
región.
El
imperio prevé que en 2025, dos tercios de la humanidad no tendrán
acceso al agua potable, por lo que plantea una lucha en torno a quien
va a controlarla. Ante la intentona golpista contra el presidente de
la República Bolivariana de Venezuela, se contrapone la visión de
largo alcance del presidente Maduro que, al vislumbrar el mayor
conflicto geopolítico del siglo XXI, defenderá el razonamiento de
Hugo Chávez: “…El imperio viene por gas, petróleo, vegetación
y agua”.
Un
informe del pentágono de fines de febrero de 2004, coincide con el
pronóstico de Naciones Unidas y el análisis del presidente
Venezolano. Dice el informe del pentágono: “el gobierno de Estados
Unidos debe desplegar sus Fuerzas Armadas por todo el planeta, para
tomar el control de sus recursos naturales, especialmente el agua,
donde quiera que se encuentre, por ser vital para la supervivencia de
Estados Unidos como potencia rectora del mundo…su hegemonía tendrá
continuidad, en la medida que controle el abastecimiento de agua
dulce”. Léase documentos de Santa Fe IV, - traducido al español.
En
enero 10 de 2017, Rusia Today publicó un artículo de Ariel Noyola
Rodríguez titulado Sudamérica bajo amenaza: EE.UU. instalará una
nueva base militar en Perú.
Dice
el periodista que, el Comando Sur de Estados Unidos – U.S. Southern
Command - instaló “una nueva base militar en Perú, camuflada bajo
el nombre de Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) de
Amazonas. Un intervencionismo disfrazado de ayuda humanitaria”,
desembarca de un portaviones, 3200 soldados.
La
política militarista de EE.UU. está preparando otro escenario de
guerra que amenaza la soberanía de Sudamérica.
Continúa
diciendo el articulista: “antes de establecer esta nueva base
militar en el Departamento de Amazonas, el Comando Sur de Estados
Unidos ya se había establecido en las regiones de Lambayeque,
Trujillo, Tumbes, Piura, San Martín y Loreto”.
Las
progresivas invasiones militares de Estados Unidos en la región tras
la llegada de Mauricio Macri a la presidencia de Argentina, y de
Michel Temer de Brasil, están acompañadas por los negoció
celebrados con las transnacionales, entre ellas Nestlé y The
Coca-Cola Company.
Los
manantiales del acuífero Guaraní. Para realizar la venta de los
manantiales, el futuro gobierno de Temer recibió financiación de
estas empresas para adelantar la conspiración parlamentaria que
destituyó a Dilma Rousseff en un proceso iniciado el 2 de diciembre
de 2015, que coincidió con el día que el equipo de Temer y las
transnacionales celebraron la negociación de los manantiales.
Impedir
la expansión del mercado geográfico y la influencia estratégica de
China, Rusia e Irán, ha sido la justificación de EE.UU, que
pretende emplazar otra base militar en Argentina, próxima de la
frontera con Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, área donde
exactamente está el acuífero Guaraní.
La
aventura golpista y el apoyo a la contrarrevolución venezolana de
extrema derecha terrorista y fascista, convoca la solidaridad
incondicional para defender, rodilla en tierra, la Revolución
Bolivariana, revolución de América latina.
El
Proyecto de Protección Ambiental del Sistema Acuífero Guaraní
–SAG-, de la ANA, fue creado para garantizar el agua de las
generaciones presentes y futuras. Después que los gobernantes
neoliberales llegaron a Brasil y Argentina, desconocieron los
derechos que asiste a sus pueblos a acceder soberanamente al consumo
de agua, defendidos por Dilma Rousseff y Cristina Fernández.
En
2003, la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Banco
Mundial, con su Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF),
implementaron el proyecto de Protección Ambiental y Desarrollo
Sustentable
del Acuífero Guaraní, sin embargo en cada uno de los países la
sociedad civil organizada debe comenzar a luchar por la protección
de esta reserva.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
b).-
“La marcha de la economía: otra para hoy”, John Saxe Fernández,
La Jornada, mayo 14
La
marcha de la economía en Estados Unidos: otra para hoy
José
Antonio Rojas Nieto
Reiterémoslo.
El comportamiento reciente de la economía vecina no provoca
entusiasmo. Su crecimiento con dificultades estructurales
consistentes es incuestionable: 1) tasa de desempleo que tiene topes
para descender luego de una crisis; 2) tiempo medio de duración del
desempleo de más difícil descenso –de 16 semanas en promedio a
mediados de 2007 (corrijo y me disculpo por 2011 que puse hace unos
días) a 41 semanas a mediados de 2011; 3) participación del
salario y las remuneraciones en el producto sin expectativa
favorable para los asalariados; 4) evolución real del salario y la
productividad en contra de los trabajadores.
Y –para no ir más allá–
una capacidad industrial instalada que crece desorbitadamente en
relación con la que se utiliza y lo que se produce. Si,
primordialmente el dramático alargamiento del periodo de angustia
laboral de los desocupados y un salario real que no da ninguna
esperanza son indicadores terribles.
¿Explicaciones fáciles? ¡Los
migrantes nos sustituyen! ¡El Libre comercio actúa en nuestra
contra! ¿Más todavía? ¡México es tremendamente asimétrico con
nosotros! Re-industrialicemos nuestro país, parecen decir las voces
más conservadoras del vecino país.
El deterioro de la vida
económica de los trabajadores estadunidenses parece inevitable.
Entre ellos los trabajadores migratorios. ¡Viven momentos de
angustia! En un momento de distanciamiento mayor entre el
crecimiento de la productivida y el del salario. Sigamos, entonces
hoy, con los datos actualizados de la evolución de la capacidad
instalada, de la capacidad utilizada y de la producción. Notemos
una vez más que de ordinario el ritmo de crecimiento de esta
capacidad industrial tiende a sobrepasar al de crecimiento de la
producción.
Recordemos que entre 1990 y 2002
–para sólo tomar un periodo reciente– esta capacidad industrial
instalada creció como nunca. Incluso desde los años 70 en que se
empezó a documentar este importante indicador, los crecimientos
anuales son prácticamente positivos. Pero menores antes de 1994. Y
muy menores hoy, después de 2001. Sólo hasta enero de 2010 se
registró el primer crecimiento negativo anual.
Así, el índice de la capacidad
industrial instalada de enero de 2010 disminuyó respecto del índice
de la capacidad industrial instalada de enero de 2009. Muy poco
frecuente este comportamiento. De ordinario no se detiene el
crecimiento de la capacidad industrial instalada. Menos se cae.
Formación neta positiva de ordinario. Incluso –como aconteció
entre inicios de 1994 y finales de 2001– los crecimientos fueron
muy elevados. No sólo en términos absolutos sino –primordialmente–
en relación con la dinámica de la capacidad industrial registrada
de 1970 a 1994. En este periodo la tasa media anual de crecimiento
de la capacidad industrial instalada fue de 2.5 por ciento. En
cambio de 1994 a mediados de 2008 –año en que comenzó la crisis–
alcanzó crecimientos anuales medios de 5 por ciento. ¡Brutal
crecimiento! Equivalente a duplicarse en 15 años, con una población
que en los mismos años apenas crece 10 a 12 por ciento.
¿Se imagina usted la velocidad
que alcanzó en este periodo la puesta en marcha de instalaciones,
equipos y maquinaria industrial? ¿Y sus implicaciones? Hoy, después
de la severa recesión de finales de 2008 a 2011, nuevamente es
positivo el ritmo de evolución de este índice tan importante para
comprender la dinámica industrial de nuestros vecinos. Pero a tasas
medias de sólo 1.5 por ciento. Y siempre con intentos permanentes
aunque fugaces de alcanzar un mayor dianamismo.
Lo cierto es que esta evolución
no se acompaña de un ritmo similar en la producción industrial,
cuyo dinamismo evoluciona a tasas inferiores a las de la capacidad.
Esto se muestra en el ascenso práctimante secular de la capacidad
industrial ociosa, que sin reposo –y al margen de los ciclos
industriales, es decir, alzas y bajas– tiende a ser cada vez
mayor. ¿Cuál ha sido, por ejemplo, la capacidad industrial ociosa
de los pasados tres años? De un terrible 23 por ciento. (¿Se
imagina usted con cuatro vehículos en su casa y nunca usar uno?)
¿Cuál fue, a manera de
ejemplo, la capacidad ociosa entre 1994 y también el inicio de la
crisis a mediados de 2008? De 19.3 por ciento. Sí, cuatro puntos
porcentuales menos. Y para sólo dar otro ejemplo más, ¿cuál fue
la capacidad ociosa en los años 70? Apenas del orden de 16 por
ciento. Sí, siete puntos porcentuales menos que los registros
actuales. Antes de concluir menciono los niveles de capacidad ociosa
alcanzados entre finales de 2008 e inicios de 2010, en plena crisis?
Prácticamente del orden de 30 por ciento. ¿Dónde se refleja con
nitidez esta dinámica secular regresiva de la industria
estadunidense? Evidentemente en el empleo y en el salario, cuyo
comportamiento he tratado de describir en anteriores ocasiones. Pero
también en la evolución de la rentabilidad.
Si estudiamos –como lo haremos
pronto– el dinamismo de las ganancias corporativas –tanto de
empresas no financieras como de empresas financieras y, sin duda de
los impuestos que pagan– notaremos algo muy interesante, diría
Perogrullo. Pues sí, la dinámica de esa rentabilidad se asocia a
los ritmos de evolución de la capacidad ociosa o, su correlato, la
capacidad productiva instalada y utilizada. ¡Y atrás la inversión!
Y en esa dinámica, descubriremos el nuevo y alto nivel de las
ganancias de las empresas financieras. En detrimento de las empresas
no financieras. Pero esto, sin duda, lo veremos con detenimiento muy
pronto. Y notaremos otra de las tendencias regresivas de la economía
vecina. De veras.
%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%
c).-
“American Curios” de David Brooks, La Jornada, junio 12
American
Curios
¿Al
borde?
David
Brooks
Con
toda la atención en el espectáculo Trump, a veces no se logra ver
que toda esta amenaza derechista histérica y patética es el último
grito de las fuerzas más retrogradas de Estados Unidos ante un
amanecer de otro país y, potencialmente, de una gran era
progresista.
Vale
recordar que para mediados de siglo los blancos dejarán de ser
mayoría por primera vez desde la fundación del este país; la
generación millennial es
la más diversa por raza, etnia y origen geográfico en la historia
del país: son el futuro. Las bases de Trump son el pasado.
Al
mismo tiempo, la desigualdad económica ha llegado a su punto más
alto desde poco antes de la Gran Depresión, y las políticas
actuales de Trump están dedicadas a agudizar aún más esa
disparidad. La consecuencia política de esto es la percepción
popular de un sistema rehén de intereses de los más ricos y
poderosos, y eso fue en gran parte lo que alimentó las insurgencias
de la derecha con Trump, al igual que la progresista de Bernie
Sanders en el ciclo electoral de 2016.
Ahora,
el temor que está al centro de la vida política de este país a lo
largo de su historia, la realidad de que el sueño
americano ha
quedado anulado y los cambios demográficos y sociales han generado
tormentas perfectas para las fuerzas más reaccionarias, pero
también para las progresistas. El duopolio partidista actual ya no
representa a las mayorías del país. Mientras Trump es el
presidente novato más reprobado de la historia (tiene sólo 39 por
ciento de aprobación), eso no se ha traducido en un gran apoyo para
los demócratas (sólo tienen 38 por ciento de aprobación).
Aunque
la derecha ganó,
su rechazo popular manifestado en movilizaciones masivas en los
primeros meses de este año –algunas sin precedente– muestra una
sociedad que no puede ser, más bien que rehúsa ser, definida por
Trump.
Las
acciones masivas ya no son tan frecuentes, pero eso no
necesariamente significa una reducción de esfuerzos de resistencia
y en favor de un cambio progresista en medio de una de las épocas
más oscuras de este país.
A
la vez, se tiene que subrayar que ésta sigue como una sociedad
generalmente desmovilizada, fragmentada, con una amnesia histórica
deslumbrante, y con sus grandes organizaciones sociales en su
momento más débil, sobre todo los sindicatos y las que nacieron de
movimientos por los derechos civiles. Pero a pesar de ello, hay
señales de vida de una nueva (y vieja) ola progresista por todas
partes, hasta en lugares que no se pensaba que podría existir tal
cosa.
Por
un lado, ni Sanders ni los sanderistas han desaparecido. Este fin de
semana más de 4 mil activistas ambientalistas, laborales,
indígenas, de Black Lives Matter, junto con estrategas,
intelectuales, artistas y sindicalistas se reunieron en Chicago en
la Cumbre
del Pueblo para
nutrir e impulsar una ola de candidatos progresistas que están
ingresando a elecciones locales, estatales y federales para
continuar promoviendo la revolución
política bautizada
por Sanders. Esa cumbre, entre otras iniciativas, fue convocada por
organizaciones que nacieron de la campaña del socialista
democrático el
año pasado, incluyendo Our
Revolution, People
for Bernie ,
con aliados clave, como el sindicato de enfermeras National Nurses
United.
El
sábado, Sanders declaró ante esa cumbre que la dirección actual
del Partido Demócrata es un
fracaso absoluto y
afirmó que ese partido requiere
de un cambio fundamental, lo que necesita es abrir sus puertas a
gente trabajadora, a los jóvenes, a personas de la tercera edad y a
los que están preparados para luchar por la justicia social y
económica.
Lo
que ocurrió en Gran Bretaña, con el sorprendente resultado para
las fuerzas de Jeremy Corbyn, por supuesto alimentó el optimismo
entre estas filas, ya que comparten el mismo prisma político.
La
semana pasada se anunció la formación del Sanders
Institute,
como una especie de think
tank, integrado,
entre otros por los profesores Jeffrey Sachs, Robert Reich y Cornel
West, figuras culturales como Harry Belafonte y Danny Glover.
Por
otro lado, desde cada esquina del país, casi todos los días, se
reportan expresiones de rebelión y desafío encabezadas por un
mosaico extraordinario: inmigrantes (sobre todo los
jóvenes dreamers), indígenas,
ambientalistas, pacifistas, religiosos, estudiantes, artistas y
defensores de derechos y libertades civiles, todos confrontando la
ofensiva derechista de Trump mediante multitud de iniciativas
locales, estatales y regionales.
También
hay respuestas más institucionales, respaldadas por ciudadanos y la
opinión publica. Cientos de ciudades, universidades y
organizaciones ambientalistas no sólo denunciaron el retiro de
Washington del Acuerdo de París sobre cambio climático, sino que
están impulsando pactos autónomos con la Organización de las
Naciones Unidas para cumplir el acuerdo. Los alcaldes de Pittsburgh
y París escribieron un artículo conjunto en el New
York Times en
el cual se comprometieron a la cooperación ambiental después de
que Trump comentó en un discurso que él había sido electo para
representar a los ciudadanos de Pittsburgh, no de París.
Vale
reiterar que tal vez la respuesta más potente es la que se expresa
en el ámbito cultural, tanto en el sector comercial como en el
independiente. En cines, teatros, música, televisión y más se
ofrece un mosaico de denuncia, crítica, sátira e invitaciones a
algo más noble. Esto se puede ver en cosas curiosas como que la
película más exitosa del momento La
Mujer Maravilla, amazona
cuya misión es poner fin a las guerras al combatir los hombres
macabros que las promueven, o que la canción
más exitosa del momento, Despacito, es
en español. Ese no es el Estados Unidos de Trump.
En
la disputa entre el oscurecer y el amanecer de este país, también
está en juego el futuro de este mundo. Por tanto, el futuro de este
país no puede quedar sólo en manos de los estadunidenses.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
d).-
“La muerte del centro comercial”, Alejandro Nadal, la Jornada,
junio 14
La
muerte del centro comercial
Alejandro
Nadal
En
las economías capitalistas desarrolladas la crisis financiera de
2007 tuvo como epicentro el sector inmobiliario y las hipotecas de
mala calidad. Los bancos centrales rescataron al sistema bancario
privatizando las ganancias y haciendo público el costo de la
crisis. Y ahora que lo peor del frente de tormenta pasó, se
consolida la percepción de que la borrasca ha sido controlada. Esa
es una idea equivocada y peligrosa.
La
verdad es que el problema en Estados Unidos se ha desplazado del
ámbito residencial a los centros comerciales, los famosos y
feos shopping
malls.
Esas enormes construcciones están hoy en el corazón del próximo
huracán financiero. Al igual que en 2007, los efectos del mal
tiempo se dejarán sentir en la economía global.
Los centros comerciales en
Estados Unidos se están muriendo lentamente. Los locales vacíos se
multiplican porque las ventas no cubren las altas rentas y los
comercios en bancarrota aumentan todos los días. Casi no se habla
de este tema, pero lo cierto es que en Estados Unidos crece cada día
el número de centros comerciales fantasma, abandonados o con
grandes espacios vacantes. Hasta se habla del modelo chino en el que
el crédito barato y la especulación inmobiliaria han llevado a
construcciones de millones de metros cuadrados que hoy son
cascarones vacíos sostenidos por millones de toneladas de concreto,
miles de kilómetros de cables eléctricos y tuberías, amén de una
colosal huella ecológica.
Si
la imagen exitosa del centro comercial se mantiene es sólo porque
algunos malls subsisten
en buenas condiciones. Pero esos centros son la minoría: en Estados
Unidos sólo 20 por ciento de los centros comerciales genera más de
dos terceras partes de las ganancias de este sector. Esos centros
comerciales están localizados en puntos que mantienen alta densidad
de población con poder de compra o en centros de concentración
turística y económica. Lo cierto es que la crisis en el resto de
los centros comerciales es una triste realidad que no va a
desaparecer. Se calcula que en los próximos dos o tres años
desaparecerán cerca de 800 shopping
malls (más
de la mitad del total) en todo el territorio estadunidense.
Muchos
podrían pensar que el principal responsable de la debacle del
centro comercial se debe al auge del comercio en línea. Pero lo
cierto es que a pesar de su crecimiento, el comercio vía Internet
apenas representa 12 por ciento de las ventas totales de las tiendas
departamentales que sirven como ancla de los malls.
La razón de fondo de la nueva
crisis es que la construcción de centros comerciales en las últimas
dos décadas ha procedido a un ritmo muy superior al crecimiento del
poder de compra en la mayoría de las ciudades estadunidenses.
Mientras la demanda se estancaba se construyeron más de siete
millones de metros cuadrados para centros comerciales en los últimos
cinco años.
¿Por
qué se ha mantenido la inversión en los centros comerciales? La
respuesta es inmediata: cálculos de riesgo equivocados y mucha
especulación. Éste es un sector en el que los inmuebles sirven de
garantía, facilitan la obtención de financiamiento y permiten un
mayor apalancamiento. La inversión en centros comerciales estuvo
ofreciendo rendimientos estables que prometían superar 6 o 7 por
ciento y con una garantía aparentemente tan sólida como el
concreto y acero utilizados en su construcción. Eso explica el
rápido crecimiento de capacidad instalada que hoy rebasa todas las
proyecciones sobre la evolución de la demanda. Por eso las tiendas
en los malls ofrecen
constantes ofertas y descuentos sobre toda la gama de artículos en
venta, lo cual comprime los márgenes de ganancia y lleva a la
apertura de concursos de quiebra. En consecuencia, los operadores de
los centros comerciales enfrentan serias dificultades para enfrentar
sus compromisos de deuda. Para los próximos 18 meses se necesita
refinanciar unos 130 mil millones de dólares en créditos para el
sector de centros comerciales, una operación que no se anuncia
fácil.
La
gran diferencia de la crisis que se avecina es que los principales
acreedores no son los grandes bancos, sino los llamados
inversionistas institucionales como los fondos de pensión y las
compañías aseguradoras, así como otros agentes financieros –en
especial, los fondos de cobertura hedge
funds–
y uniones de crédito. Las implicaciones para el sistema financiero
son más graves que las de la crisis de 2007 porque el rescate de
las compañías aseguradoras y los fondos de pensión se anuncia
casi imposible. Los efectos en cascada sobre los ingresos de
jubilados y el desplome de recaudación fiscal (por impuestos
prediales) son múltiples y serán difíciles de revertir: vender
uno de esos centros es mucho más complicado que el deshacerse de
mil casas. A diferencia del cierre de una fábrica y de la pérdida
de empleos, el cierre de un centro comercial no puede explicarse con
una retórica fácil sobre la globalización o un mal tratado
comercial. El crepúsculo de los shopping
malls se
debe a problemas estructurales del capitalismo avanzado.
Twitter: @anadaloficial
&&&&&&&&&&&&&&&&&&
8.-
ELEMENTOS PARA EL ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN ECONÓMICA, SOCIAL Y
POLÍTICA DE MÉXICO
a).-
“Desfonde estructural”, Luis Linares, la Jornada, febrero 22
Desfonde
estructural
Luis
Linares Zapata
Las acciones del nuevo
presidente estadunidense obligan a revisar, con urgencia y a fondo,
el sistema de convivencia propio. El acento puesto por el
republicano en la inmigración y el TLCAN conlleva extender una
mirada crítica a las modalidades adoptadas e impuestas por el
modelo vigente. Poco va quedando intocado en el curso de la violenta
confrontación desplegada en este corto tiempo por las agresivas
decisiones que provienen de un norte imperativo. Cierto es que
también irá en aumento la prudencia, es decir, un sesgado conjunto
de temores, bastante conocidos para no tocar los sustratos que
condicionan el mismo orden básico. Se trasmina entonces la urgencia
de visualizar un sistema más o menos funcional aunque tal imagen
deseada sea poco resistente y se deshilache ante los sucesivos
embates de actitudes y decretos del republicano. La realidad interna
que lucha por emerger no es, para nada, halagadora. Por el
contrario, con el paso de los días, se muestra una estructura llena
de agujeros de variados tamaños e importancia y, junto a ellos,
hartos desprecios entre personas.
Marcadas y hasta meditadas
ausencias de los grupos decisorios y privilegiados afectaron, de
lleno, a la población del país. Los conjuntos más vulnerables han
sido y siguen siendo los que resintieron, en sus propias
humanidades, las consecuencias del despapaye habido durante los
pasados 30 o 40 años. En ese periodo se revirtió, con violencia,
la previa tendencia hacia la igualdad. Un radical conjunto de normas
y programas acentuaron, hasta con fiereza, las diferencias de clase
hasta convertirse en cerradas barreras que, por un lado, protegen a
los beneficiados y, por el otro, aumentan la exclusión de las
mayorías. Este despiadado proceso las deja, sin miramientos, fuera
del reparto de beneficios y oportunidades. Se dio así acabada forma
a lo que ahora se llama modelo neoliberal. Un efectivo entorno
productor de desigualdades que bien puede afirmarse ha funcionado a
las mil maravillas para los intereses de sus diseñadores y
usufructuarios. El desfonde actual del entramado es ya observable a
simple vista. No tiene, por lo que se aprecia, asidero alguno para
reponer sus perdidas capacidades. El panorama derivado contempla un
reguero de organizaciones sociales dispersas; partidos políticos
sin apoyo popular; una clase política ensimismada y corrupta hasta
la exageración; empresas productivas de escaso alcance y
divorciadas de la creación científica y tecnológica;
universidades como botín de simuladores, o sindicatos, pervertidos
al extremo por sus liderazgos, que se disputan lo que resta del gran
festín de aquellos situados en la cúpula.
El poder central, después de la
crisis del nacionalismo revolucionario y el desarrollo
estabilizador, se concentró, de manera acelerada, en pocas manos.
Muy arriba se apoltronaron dos o tres manojos de dueños del
capital, celosos protectores de sus privilegios. Se apoyan en
obsecuentes gerentes auxiliados por incipientes centros de estudio y
una rala corte de difusores bien escogidos. Se ha consolidado
también un grupo de llamados tecnócratas, incrustados en
instituciones financieras, moldeados en universidades privadas y
ciertas extranjeras de renombre. Estos personajes han fungido de
adaptadores de normas y programas diseñados en los centros
mundiales de poder. Una tupida red de operadores políticos de
variadas categorías tratan, desde la cintura del cuerpo colectivo,
de llevar a cabo la socialización de los dictados emanados desde
arriba por las anteriores formaciones descritas. Este denso tejido
de individuos, instrumentos y recursos ha sido el responsable de
instalar lo que bien se puede ahora llamar el sistema establecido.
En realidad una terminal subsidiaria del modelo neoliberal
hegemónico cuya valoración y característica actual puede
definirse con las palabras ineficiente e inhumano. En tal
conglomerado se incluyen las instituciones sociales, productivas,
culturales y políticas con las que hoy día cuenta el Estado
nacional.
La confrontación entre los
esfuerzos de la comunidad mexicana en EU por adaptarse y fincar su
nueva vida en ese país, contrasta con el desfondado sistema
nacional todavía imperante. Durante años, la emigración se vio
como un fenómeno, casi obligado y necesario, al que se cubría con
cínico manto de aparente conmiseración. En el fondo, era y sigue
siendo, un racista desprecio derramado a borbotones por los de
arriba. Los pasados errores, tapizados con impunes negocios de la
élite, hoy se padecen con deficientes servicios e inocultable
ilegitimidad institucional. A muy pocos les importó la tragedia que
implicaba la desesperada emigración de la juventud mexicana. Menos
aún les interesa atender la centroamericana o caribeña que pasa
por aquí. Mucho de la urgencia actual del gobierno, empresarios y
sociedad radica en mantener, como salvavidas, el enorme cúmulo de
dólares que envían los trabajadores migrantes. Vital subsidio que
engrasa la ineficiente maquinaria social y productiva, a la vez que
prolonga la agónica fase terminal de un modelo injusto y por demás
exhausto.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
b).-
“Todo para los de siempre,...concentrar lo conccentrdo...”
México S.A., Carlos fernádez Vega, a Jornada, Marzo 22
México
SA
Todo
para los de siempre/Modernidad ignominiosa/Concentrar lo concentrado
Carlos
Fernández-Vega
De
lo bien que los gobiernos reformistas y modernizadores han
repartido la riqueza y el ingreso nacionales da cuenta la más
reciente entrega de la revista especializada Forbes:
el 0.000012 por ciento de la población nacional (15 magnates)
acumula una fortuna conjunta cercana a 117 mil millones de dólares
(la mayoría de ellos a costillas de los bienes otrora de la
nación), o lo que es lo mismo, alrededor de 10 por ciento del
producto interno bruto mexicano para ellos solitos. Y de ese monto
cerca de la mitad corresponde a un solo patrimonio: el de Carlos
Slim.
Así,
99.999988 por ciento de los mexicanos (cerca de 120 millones) se
reparten –de forma tajantemente desigual, desde luego– el resto
de los haberes existentes en esta República de amnésicos,
irresponsables y de fácil aplauso (EPN dixit).
Y después reclaman, porque por ninguna parte ven los
enormes beneficios de
la etapa neoliberal, con su enorme inventario
de reformas y modernizaciones a
favor, claro está, del
pueblo de México.
Vale acotar que oficialmente sobreviven 63 millones de mexicanos en
la pobreza, de tal suerte que por allí puede comenzar la criba.
En
medio del zarandeo económico y la rápida descomposición política
y social mexicana, en un año (de 2015 a 2016) los barones mexicanos
marca Forbes sortearon
todos los males y se embolsaron 17 mil millones de dólares
adicionales (un incremento de 17 por ciento en un país atiborrado
de jodidos en el que nada, desde hace muchísimos años, aumenta en
esa proporción).
Lo
llamativo del caso es que la mayoría de los medios de comunicación
(ahora ocupadísimos con el robo del jersey de Brady, que puede
cambiar el curso de la historia) focalizan su consternación no en
la escandalosa cuan creciente concentración del ingreso y la
riqueza imperante en México (siempre asociadas
a reformas, modernizaciones y
corrupción), ni en las barbaridades cometidas por los barones,
sino en el terrorífico hecho de que el santo patrono Carlos Slim ya
no es el hombre más rico del mundo (en
realidad cayó al escalón número 6). Entonces, ¡qué tragedia!
Pero
el magnate de la telefonía, las finanzas, la minería, el petróleo
y otras cositas (la mayoría de ellas otrora propiedad de la nación)
ni lejanamente puede quejarse, porque desde su primera aparición en
el inventario de multimillonarios mexicanos (1991, ya con Teléfonos
de México en el bolsillo) su fortuna –siempre con base en los
cálculos de Forbes–
se incrementó la friolera de 3 mil 400 por ciento, caso digno del
récord Guinness, al pasar de mil 600 millones de dólares en el año
referido a 54 mil 500 millones al cierre de 2016.
Como
para la mayoría de los mortales la anterior es una cantidad
inimaginable, tal vez sea útil la siguiente comparación: en lo que
alguna vez fue la moneda nacional, la fortuna de Slim equivale a
cerca de un billón 100 mil millones de pesos (monto representativo
de 25 por ciento del Presupuesto de Egresos de la Federación para
2016), un río de dinero que en un año obtienen 37 millones 652 mil
trabajadores de salario mínimo. Esa es la dimensión y alcance
reales de la modernización del
país, siempre impulsada por las reformas
que los mexicanos necesitan (EPN dixit).
Pero
Slim no es el único hijo de las reformas y modernizaciones.
En la lista de multimillonarios Forbesaparecen
dos juniors (aunque
a estas alturas ya están bastante avanzados de edad), herederos de
las fortunas que sus respectivos padres amasaron desde los felices
tiempos de Miguel Alemán Valdés, el de los Cadillacs y el cuerno
de la abundancia (para los cuates).
Se
trata del tóxico Germán Larrea Mota Velasco (hijo de El
Azote Jorge
Larrea Ortega –uno de los prestanombres
del presidente-empresario),
quien gracias a los bienes de la nación –la minería en
primerísimo lugar y de Cananea en particular– y sus empleados en
el gobierno ha logrado acumular 13 mil 800 millones de dólares,
incremento de mil 300 por ciento en unos cuantos años.
El
otro es Alberto Bailleres (que en 2015 recibió la ahora
devaluadísima medalla Belisario Domínguez que concede el Senado),
quien de su apá Raúl
(otro prestanombres de Alemán) heredó fortuna, poder, negocios
–minería, especialmente, y ahora también petróleo– y
políticos a su servicio. Ha tenido la habilidad de imponer una
enorme cantidad de funcionarios públicos de primer nivel (así les
llaman, aunque por los resultados de último nivel) en los gobiernos
neoliberales, y para ello cuenta con un gallinero conocido como
ITAM. Este pobre hombre, rico en dinero, acumula 10 mil 800 millones
de dólares, oficialmente.
Las
fortunas conjuntas de los tres empresarios citados significan 68 por
ciento del total condensado por Forbes para
el caso mexicano. Les siguen otros juniors,
y otros no tanto, que han lucrado, y de qué forma, con el hígado,
la obesidad y las neuronas de no pocos mexicanos (refrescos,
cerveza, tequila, televisión). María Aramburuzavala Larregui es la
mujer más rica de México, heredera de la fortuna paterna (incluida
su participación en el grupo cervecero Modelo, hoy bajo el control
de un consorcio belga-brasileño). Cinco mil 800 millones de dólares
para ella solita.
Otra mujer aparece en la lista:
Eva Gonda Rivera, viuda de Eugenio Garza Lagüera, uno de los
herederos de los mandos y negocios del otrora Grupo Monterrey. Cinco
mil 600 de dólares, sin olvidar que su marido –comprador de
Bancomer en los tiempos salinistas– vendió libre de impuestos su
participación accionaria en la institución bancaria fundada por
Manuel Espinosa Yglesias.
En
fin, se acaba el espacio y entre los multimillonarios Forbes mexicas
aparecen los de siempre (más Juan Francisco Beckmann Vidal, del
tequila Cuervo), es decir, Jerónimo Arango, Ricardo Salinas Pliego,
Antonio del Valle Ruiz (otro junior),
Emilio Azcárraga (ídem),
los famosísimo enemigos de los impuestos Roberto Hernández y
Alfredo Harp Helú, y David Peñaloza Alanís, junior del
empresario del mismo nombre y primer apellido, entre tantas otras
cosas beneficiario del rescate carretero
que desde 1997 pagan todos los mexicanos.
Y
después dicen que las reformas y
la modernización no
han servido de nada.
Las rebanadas del pastel
Sin
el esplendor mexicano –salvo en el caso brasileño– el drama se
reproduce en América Latina: incluidos los mexicas, 87
multimillonarios latinoamericanos marca Forbes (0.000014
por ciento de la población regional) concentran fortunas por 375
mil millones de dólares, equivalentes a 7 por ciento del PIB de la
patria grande.
%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%5
c).-
“Alta fragilidad de México frente al exterior”, Arturo Huerta,
La Jornada, Mayo 3
Alta
fragilidad de México frente al escenario externo
Arturo
Huerta González*
Con
los tratados de
libre comercio, México pasó a ser de las economías más abiertas
del mundo. En 1993 dicha apertura, representada por la suma de
exportaciones e importaciones en relación con el PIB, representaba
25.9 por ciento. En 2016 dicha relación pasó a ser de 78.1 por
ciento, lo que la coloca en un contexto de alta vulnerabilidad en
torno al acontecer de la economía de Estados Unidos (EU), que es su
principal socio comercial. La apertura comercial de EU en 2015 es
sólo de 28.5 por ciento, lo que refleja que es una economía mucho
más cerrada que la nuestra.
La economía mexicana desde hace
décadas ha estado sujeta al precio internacional del petróleo,
como a sus exportaciones, y a la entrada de capitales, que tienen su
incidencia en las finanzas públicas, como en el sector externo y en
el tipo de cambio.
Los altos precios
internacionales del petróleo, así como la entrada de capitales,
apreciaron el tipo de cambio por mucho tiempo, y para que ello no
redujera la competitividad, ha ido acompañado de una fuerte
reducción de los salarios. Ello, junto a la política de austeridad
fiscal, ha restringido el crecimiento del mercado interno, llevando
a la economía nacional a depender de las exportaciones como de la
entrada de capitales.
En 2011, 2012 y 2013 el precio
del barril del crudo mexicano estaba alrededor de 100 dólares, y
desde 2014 se viene reduciendo dicho precio, promediando en 2016,
38.48 dólares el barril. Ello, junto con la caída de las
exportaciones y de la entrada de capitales, ha devaluado al peso,
incrementado las presiones sobre las finanzas públicas y sobre el
sector externo, evidenciando que no se cuenta con condiciones
internas para mantener la estabilidad cambiaria, ni para asegurar
los equilibrios macroeconómicos, ni para configurar condiciones de
crecimiento. Se destaca el papel positivo que deja de tener el
sector petrolero en las finanzas públicas y en el sector externo.
En 2013 los ingresos petroleros
daban cuenta de 33.2 por ciento del total de los ingresos del sector
público y en 2016 sólo pasaron a representar 16.3 por ciento,
incrementando ello el déficit fiscal. Asimismo, después de haber
tenido un superávit petrolero de 12 mil millones de dólares en
2012, dicho sector pasó a tener un déficit de 12 mil 800 millones
de dólares en 2016, incrementando ello el déficit de comercio
exterior total.
Ahora, ante las perspectivas
proteccionistas del gobierno de Estados Unidos, se afectarán
seriamente las exportaciones. En 2015 las exportaciones de México
hacia EU representaban 81.1 por ciento del total exportado, las
cuales equivalen a 31 por ciento del PIB de nuestro país. Las
exportaciones del sector primario (agricultura, ganadería, forestal
y pesca) en 2012 representaban 37.2 por ciento de la demanda final.
Cualquier disminución de las
exportaciones, manufactureras y agropecuarias, pasará a afectar
seriamente a la economía nacional y el problema es que el gobierno
confía en que obtendrá buenos resultados en las renegociaciones
del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Donald
Trump sigue reiterando que se negoció mal para su país y que
replanteará dicho tratado para incrementar exportaciones y reducir
importaciones, dado de que parte de que su país es primero, a
diferencia de México, donde se postula que con el TLCAN todos
ganan.
Si EU va a las negociaciones en
la perspectiva de incrementar sus exportaciones y disminuir
importaciones, México perderá, lo que contraerá la producción
nacional, aumentará el desempleo y se incrementarán las presiones
sobre el sector externo, y el gobierno no tiene en mente política
económica alguna para contrarrestar tal situación.
El banco central aumenta la tasa
de interés para atraer capital especulativo, a costa de alejar las
perspectivas de crecimiento de inversión para encarar los problemas
estructurales que están detrás del déficit de comercio exterior.
El mismo impacto genera la política de recortes presupuestales que
restringen el gasto e inversión pública para obtener superávit
fiscal. La inversión pública en relación con el PIB en 2008 fue
de 4.9 por ciento y en 2016 de sólo 1.8 por ciento, lo que se
traduce en mayor privatización de la infraestructura, de los
sectores estratégicos y en menor crecimiento de la capacidad
productiva que nos condena al atraso y nos coloca en un contexto de
mayor fragilidad frente al exterior, y con mucha menos capacidad
para encarar la mayor caída de las exportaciones que se avecina.
El
gobierno mexicano debe partir en la renegociación con la mentalidad
de the
mexican economy first (primero
la economia mexicana), y si no lo logra, es mejor dejar el TLCAN e
instrumentar políticas proteccionistas, como hará EU. Las
importaciones representan 40 por ciento del PIB, lo que constituye
un gran potencial para crecer en torno a sustituir importaciones,
como se hizo desde 1947 hasta 1981, cuando la economía creció a
6.2 por ciento promedio anual.
*División de Estudios de
Posgrado. Facultad de Economía, UNAM.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
d).-
“Deuda: dolor de muelas (…), México S.A., Carlos Fernandez
Vega, la Jornada, Julio 20.
México
S.A.
Deuda:
dolor de muelas. Standard reconsidera.
Hacienda
garantiza pago
Carlos
Fernández-Vega
En
la Secretaría de
Hacienda están más que contentos, porque una de las principales
calificadoras internacionales, Standard & Poor’s Global
Ratings, mejoró
la prospectiva de la trayectoria de
largo plazo de la voluminosa deuda pública mexicana, al elevarla
de negativa a estable.
Con tal decisión amaina el intenso dolor
de muelas que
en el gobierno peñanietista provocó la degradación que
casi un año atrás decretó la citada agencia privada.
En
agosto de 2016 Standard & Poor’s redujo su calificación
crediticia asignada al gobierno mexicano (de estable a negativa)
como resultado del deterioro
de la expectativa por
el incremento sostenido en la deuda pública, dejando en claro que
podría abatirla aún más, toda vez que en 2015 tal débito
representó alrededor de 42 por ciento del producto interno bruto
nacional; para 2016 esa proporción se elevó a 45 por ciento y en
2017 llegaría a 50 por ciento, por lo que –según su propia
advertencia– podría degradar aún
más su calificación en el presente año.
En
apenas una década la deuda pública mexicana aumentó cerca de 20
puntos porcentuales (de Calderón a Peña Nieto). De allí
la degradante decisión
de la calificadora descalificada (recuérdese que Standard &
Poor’s fue una de las agencias que fingieron demencia y dejaron
pasar la
bomba de la llamada burbuja hipotecaria
en Estados Unidos, la cual finalmente reventó y generó la profunda
crisis económico-financiera en el país norteño y, de pasadita, a
nivel mundial).
Amenazó
con rebajarla aún más, pero en los hechos sucedió lo contrario y
así como la agencia decide cuándo degradar una
que otra deuda pública por el deterioro
de la expectativa,
al año siguiente mejora
la prospectiva,
por mucho que para el caso mexicano sus estimaciones se cumplieron
prácticamente al pie de la letra, porque el débito público de
nuestro país, como proporción del PIB, no ha dejado de crecer.
Desde luego que la Secretaría
de Hacienda no desperdició la ocasión ni el anuncio de la
calificadora, y de inmediato presumió que “Standard & Poor’s
reconoce una reacción pronta y eficaz de las autoridades actuales
ante los recientes choques negativos como los de tipo de cambio. La
perspectiva estable refleja la mejoría del balance fiscal de
México, el cual es reflejo de la política fiscal del gobierno y el
persistente crecimiento económico. La calificadora enfatiza que la
reforma fiscal apoyó de manera sustantiva para hacer frente al
decrecimiento en los ingresos petroleros. Destaca que la mejora en
la perspectiva refleja el historial positivo de las políticas
fiscal y monetaria, el cual ha contribuido a déficits moderados y
baja inflación, así como deuda externa sustentable”.
Hasta
allí el autopiropo de la Secretaría de Hacienda, el cual deja de
lado la verdadera razón por la que la multicitada agencia
privada elevó su
calificación de la deuda pública mexicana, la cual no es otra que
la garantía del gobierno peñanietista de pagar puntualmente el
servicio de tal débito, o lo que es lo mismo, primero morirían de
hambre los habitantes de este país que la autoridad financiera
dejara de pagar un solo centavo. Así, se aleja el fantasma de
una eventual suspensión o, como diría el extinto titular de
Hacienda, Jesús Silva Herzog, un problema
de liquidez.
Lo
llamativo de todo esto es que, como es su costumbre, Standard &
Poor’s se desoye a sí misma, pues la deuda pública mexicana no
ha dejado de crecer y el compromiso del
gobierno peñanietista de reducir su tamaño como proporción del
PIB mexicano ha sido permanentemente incumplido, a pesar de las
advertencias que en tal sentido han hecho públicas organismos como
el Fondo Monetario Internacional.
Cuando
Felipe Calderón se instaló en Los Pinos, el gobierno de Vicente
Fox le heredó una deuda pública equivalente a 28 por ciento del
PIB (algo así como 3.13 billones de pesos); seis años más tarde,
cuando el tal Jelipe por
fin dejó la residencia oficial, tal proporción había crecido a 35
por ciento del producto (alrededor de 5.9 billones), y de allí en
adelante el gobierno peñanietista la elevó –cierre de 2016– a
48 por ciento (en algún momento de 2017 la autoridad financiera
reconoció que tal proporción rondaba 50 por ciento). Así, la
estimación de la citada agencia calificadora se cumplió a
cabalidad.
Pero
de cualquier suerte Standard reconsidera su decisión y eleva su
calificación de negativa a estable.
¿Qué la llevó a deshacer el entuerto?
La única posibilidad es la garantía de la Secretaría de Hacienda
–léase del gobierno de EPN– de primero muertos que incumplidos,
por mucho que el margen de maniobra del erario nacional sea cada día
más limitado.
Como
en este espacio se ha documentado, en lo que va del gobierno
peñanietista la deuda del sector público federal se ha
incrementado en alrededor de 60 por ciento en su segmento interno y
en más de 50 por ciento en su componente externo. Lo anterior se
traduce en que la deuda interna –en números cerrados– pasó de
3.6 billones de pesos el primero de diciembre de 2012 a 5.7 billones
el último día de mayo de 2017, mientras que en igual periodo el
débito externo aumentó 62 mil millones de dólares (de 123mil a
185 mil millones; si se considera el desplome del tipo de cambio,
ese brinco,
en pesos, fue de un billón 600 mil millones a 3 billones 515 mil
millones).
Así,
al cierre de mayo pasado el total de ambos adeudos superó 9
billones de pesos, una catarata de dinero que en buena proporción
se ha destinado al pago de intereses (y una parte muy menor
a comisiones y gastos)
de la propia deuda, de acuerdo con las cifras de la Secretaría de
Hacienda, de tal suerte que en el transcurso del sexenio
peñanietista de las arcas nacionales han salido un billón 276 mil
379.2 millones para cubrir los intereses de la deuda interna y casi
32 mil millones de dólares para lo mismo, pero en su segmento
externo.
Pero
en Hacienda están locos de contentos, porque Standard cree
que mejoró
la prospectiva de
la deuda pública mexicana.
Las rebanadas del pastel
Toma
forma la agenda
de negociación del
TLCAN, y Estados Unidos incluye el capítulo laboral, aunque no para
el libre tránsito de mano de obra. Por el contrario, la queja del
salvaje de la Casa Blanca es por la pérdida
de miles de
empleos en su país como resultado del acuerdo trilateral. De
progresar, puede hundirse la tan cacareada competitividad mexicana,
que no es otra que la miseria salarial que aquí se paga, con una
diferencia de entre 10 y 15 tantos con respecto a lo que se cubre en
el vecino del norte.
%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%
e).-
“Estados Unidos/OEA:México, Estado Vasallo”, Carlos Fazio, La
Jornada, mayo 22.
Estados
Unidos/OEA: México, Estado vasallo
Carlos
Fazio
Tras
la llegada al poder de los unipolaristas y militaristas de la
Casa Blanca, México va camino a convertirse en el principal Estado
satélite regional de Washington. Según el Diccionario
de política, de
Bobbio y Matteucci, el término califica la
condición paracolonial de
sujeción y dependencia de un Estado respecto de otro. Satélite es
el Estado cuya actividad política, económica y militar, interna e
internacional, es dependiente del Estado dominante. La condición de
satélite conlleva de hecho (si no de derecho) la pérdida de la
independencia y la soberanía nacionales. El Estado satélite no
está en condiciones de ejercitar una política exterior autónoma,
aunque conserve de manera formal los simulacros de la independencia
y la soberanía.
El
modelo de dominación estadunidense sobre México se basa en la
doctrina de la soberanía
limitada,
y se realiza bajo la forma indirecta de control ideológico,
político, económico y militar. Pero en la coyuntura, a su cualidad
de satélite México suma su condición de vasallo, término que
designa comúnmente al Estado que está subordinado política e
ideológicamente a una potencia, especialmente en el contexto de un
sistema internacional premoderno. Verbigracia, el actual papel de
la diplomacia mexicana
en el seno de la Organización de Estados Americanos (OEA), añejo
instrumento de control semicolonial de Estados Unidos (EU) de la
época de la guerra
fría, donde
el vasallaje −antaño como ahora− implica obligaciones de apoyo
político y asistencia militar subordinada al poder hegemónico.
La asimétrica lógica imperial
inter-hemisférica se aplica bajo la fórmula hegemonía +
violencia, lo que implica desde las contrapartes más débiles de la
relación vasallaje + obediencia. En ese sentido, por mandato de
Washington en fechas recientes México se ha convertido en un agente
ralentizador del proceso integracionista subregional desde su
interior; en una quinta columna que de manera colaboracionista con
el poder imperial ha venido trabajando para provocar la implosión
de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac),
organismo intergubernamental sin EU y Canadá heredero del Grupo de
Río.
En
la fase actual EU tiene en la mira a Venezuela. La sala de comando
del golpe de Estado contra el país sudamericano está instalada en
la OEA, y como Estado vasallo de Washington, México ha sido llamado
a jugar un papel singular. Por instrucciones del aprendiz de
canciller Luis Videgaray y su jefe Enrique Peña Nieto, el
representante mexicano ante el organismo, Luis de Alba, desempeñó
un rol clave el pasado 3 de abril, cuando en una sesión ilegal se
dio un golpe institucional en el organismo. De Alba instó en dos
oportunidades a votar un documento injerencista contra Venezuela sin
votación (por consenso), y cuando vio que no contaba con los votos
necesarios pidió un receso para hacer el control de daños.
Reanudada la sesión, en otro acto fraudulento impulsó un consenso
por mayoría (sic),
lo que dio vía libre a la escalada de manifestaciones opositoras
armadas, de corte terrorista, que en 50 días ha dejado saldo una
treintena de muertes.
Con
una amplia y programada cobertura mediática de exportación
internacional que sigue el guión maniqueo: Maduro
dictador versus Oposición
democrática,
las marchas pacíficas impulsadas
y financiadas por los políticos y empresarios golpistas de 2002 con
apoyo de agentes encubiertos de Washington, están concentradas en
menos de 1 por ciento del territorio venezolano; en 19 municipios
controlados por la derecha, siendo el foco principal del terrorismo
neonazi el municipio Chacao, de aproximadamente 12 kilómetros
cuadrados. En el resto del país la vida sigue con normalidad.
Las
imágenes exhiben que los protagonistas de la violencia callejera
(donde hay infiltrados paramilitares, mercenarios, francotiradores y
bandas de malandros) están pertrechados con escudos y costosos
equipos de ataque: máscaras antigases, atuendos especiales y armas
contundentes diversas, algunas de fabricación casera, pero las
corporaciones mediáticas los presentan como los nuevos luchadores
por la libertad (Ronald
Reagan dixit).
Las
marchas y el empleo dosificado de la violencia armada bajo un
enfoque de cerco y asfixia, siguen los patrones de los manuales de
las Fuerzas de Operaciones Especiales de EU, como la Circular de
Entrenamiento 18-01 sobre la guerra no convencional. La guerra
irregular o asimétrica funde las doctrinas de la manipulación
sicológica vía grandes corporativos mediáticos tipo CNN, O’Globo
o Televisa con la guerra económica de monopolios y oligopolios
trasnacionales y venezolanos que desde el fallido golpe de Estado de
2002 vienen impulsando el desabastecimiento selectivo y programado
de alimentos, entre ellas Alimentos Polar, de Lorenzo Mendoza;
Cargill Venezuela, Nestlé y Hermanos Herrera CA, empresa
distribuidora de Kellog’s, General Mills y Procter & Gamble,
lo que mediáticamente es difundido bajo falsas matrices simbólicas
equivalentes a colas y hambruna;
de medicinas (Abbott, Roche, Novartis, Bayer, Pfizer, Sanofi, Merck,
Astrazeneca, Glaxo); de productos de higiene (Johnson & Johnson,
Kimberly Clark, Colgate-Palmolive); maquinaria y repuestos,
alterando o saboteando de manera facciosa los mecanismos de
distribución, a lo que se suman la inflación inducida y el bloqueo
comercial y financiero internacional encubierto de las corporaciones
del ramo (Moody’s Investors, Standar & Poor’s, Fitch
Ratings, Credit Suisse, Bank of America, J. P. Morgan, Morgan
Stanley y Deutsche Bank).
En ese contexto, como medida de
presión contra el gobierno constitucional y legítimo de Nicolás
Maduro, México ha venido impulsando entre los países de la Alianza
del Pacífico (Chile, Colombia y Perú) el retiro de embajadores y
reducir sus misiones en Caracas a nivel de encargados de negocios,
como paso previo a una eventual ruptura de relaciones diplomáticas.
Asimismo, en la reunión de cancilleres programada para el 31 de
mayo, es previsible que la OEA eche a andar un bloqueo financiero y
comercial contra Venezuela.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
f).-
“Trump y militares: México y Venezuela”, John Saxe Fernández,
La Jornada, Mayo 11.
Trump
y militares: México y Venezuela
John
Saxe-Fernández
¿Es
Trump presidente sólo para
consumo público o son las fuerzas en la sombra –los militares, la
CIA, la elite corporativa/bancaria y las Exxon del mundo– los
poderes detrás del trono que, como dice Finian Cunningham (ICH
6/V/17), dejan
un rastro de beligerancia y militarismo? Después
del 11/S, Bush hijo optó por un estado de excepción sin apego
constitucional ni al derecho internacional y desde 2010 la Suprema
Corte aprobó la Ley Citizens United, que permite al 1 por ciento y
a las corporaciones contribuir sin límite a las campañas
electorales, instaurándose lo que para el ex presidente Carter
es una
oligarquía con capacidad ilimitada para el soborno político como
algo básico para ser nominado y electo presidente.
¿Cómo actúa al sur del Bravo, en particular en Venezuela y
México, la proyección externa de una oligarquía en estado
de excepción?
Igual
que siempre en contubernio con la oligarquía local, pero peor.
Desde el 11/S Estados Unidos practica la unilateralidad militar bajo
coartadas varias: la guerra antiterrorista o la guerra al narco.
Rechaza las Convenciones de Ginebra, ataca Afganistán y miente al
mundo sobre las armas de destrucción masiva luego bombardea e
invade Irak. Bush ocultó la activa participación de Arabia Saudita
en el 11/S y él y su sucesor se fueron sobre Libia, Siria, Yemen,
Sudán, Paraguay, Honduras. Por su riqueza fósil y cercanía la
mira está en México, Canadá y Venezuela, sometida a una brutal
intervención golpista de Estados Unidos, en pos del control y
usufructo de su vasta reserva mientras los otros van a renegociar el
TLCAN.
Al
lado del tratado hay acuerdos de
facto que
acoplan a México a los principios de la política exterior y de
seguridad de Estados Unidos. ¿Qué principios? 1) avalar la
doctrina de autodefensa
anticipatoria o
guerra preventiva, en desacato al derecho internacional y 2) aceptar
la doctrina straussiana contra la función de defensa nacional,
desviando a las fuerzas armadas hacia funciones policiales.
Recuérdese que el estado de excepción interno se estableció en
Estados Unidos bajo la Ley Patriota y luego la Ley Marcial John
Warner Defense Authorization Act de 2007, que permiten al Ejecutivo
usar los militares en tareas propias del Ministerio Público. Con
una partida de 3 mil millones de dólares y un Felipe Calderón en
Los Pinos, se puso en marcha la Iniciativa Mérida, arreglo de
factofuera
del derecho internacional y de la jurisdicción y vigilancia
legislativa mexicana. Hoy la Ley de Seguridad Interior de PRI y PAN
nos homologaría con las leyes del Department of Homeland Security
(DHS) en el contexto de operativos del Comando Norte y del DHS
¡para proteger la
vasta infraestructura Pemex/CFE, en traspaso a los huachicoleros
del big
oil!
El nombramiento de Rex Tillerson
(Exxon) a la Secretaría de Estado y del general John F. Kelly, ex
jefe del Comando Sur, al DHS, es parte del asalto
oligárquico-imperial contra el manejo nacional del petróleo
venezolano y de lo que los astutos de acá van dejando del sector.
Por eso Kelly va en contra de la izquierda mexicana.
Se
puede seguir paso a paso el guión golpista de Kelly contra Maduro
en la Operación
Venezuela Freedom 2.
Ahí un gran lector de partituras como Dudamel, verá que Luis
Almagro, de la OEA (un cachivache imperial) pactó con Kelly en 2015
aplicar la Carta Democrática contra Venezuela y que la oligarquía
y su MUD siguen el libreto imperial: generan crisis alimentaria, de
medicinas, agua, electricidad y otros bienes esenciales, como en el
golpismo Nixon/Kissinger contra Allende. En ese guión Kelly incluyó
el uso de la MUD para hacer chillar las calles con violencia
encapuchada, culpando a Maduro desde las pro-golpistas CNN y DW de
Berlín, de cuanto herido, muerto, escasez, desperfecto o desabasto
ocurra.
Tanto
en lo interno de Venezuela como en lo regional, los hechos y
narrativa en medios se aproximan de manera cínica a la partitura de
esa operación que desnudó cómo se fragua el gran saqueo contra
Venezuela. Los sucesos diarios hacen patente una diplomacia de
fuerza parte y parcela del acelerado desplome hegemónico de una
potencia ante los riesgos existenciales de hoy, sin sustento moral y
científico en los altos puestos de mando. Si la Operación
Venezuela 2 deja ver el complot Kelly-Almagro-MUD al servicio
del big
oil,
no nos limitemos a explicar al belicismo de Estados Unidos o a
Trump, como resultado de una aberración fascistoide.
Es
peor que eso. Es el desplome hegemónico del capitalismo
monopólico-financiero lanzado a la explotación de los recursos que
van quedando sobre la corteza, incapaz de frenar el arrastre de los
poderes fósiles al abismo. El golpismo de Kelly/Exxon por el crudo
venezolano, va al lado del negacionismo de Trump. La demolición
controlada de las Torres Gemelas, las carnicerías de Estados Unidos
y el ascenso de los generales, aceleran el desplome. En un mundo
multipolar y calentándose sin control, la ruta es otra.
www.jsaxef.blogspot.com
Facebook: JohnSaxeF
&&&&&&&&&&&&&&&&&&
g).-
“El Derecho humano a vivir en paz”, Miguel Concha Malo, La
Jornada, marzo 4
El
derecho humano a vivir en paz
Miguel
Concha
Llama
la atención que en
lugar de discutir un modelo de seguridad compatible con la
Constitución y los instrumentos internacionales de protección a
los derechos humanos aprobados por México, nuestros legisladores,
contra toda evidencia, sigan impulsando un esquema desfigurado y
hechizo de seguridad pública, contrario a un Estado democrático y
social de derecho, y a las expectativas de la nación. Con el
inicio, en efecto, de la llamada guerra
contra el narcotráfico,
a partir de diciembre de 2006, los registros oficiales indican que
desde el aumento del número de soldados y marinos desplegados en
operaciones de seguridad pública, los índices de violencia y
violaciones a los derechos humanos en el país han reportado un
acelerado incremento.
Los informes de organizaciones
de derechos humanos, como Amnistía Internacional (2016/17), dan a
conocer que el gobierno mexicano tiene registrados, hasta finales de
noviembre de 2016, 36 mil 56 homicidios en tales operativos.
Instituciones académicas, como el Centro de Investigación y
Docencia Económicas, han señalado igualmente, con fundamentos
estadísticos sólidos e incontrovertibles, el aumento de la
violencia en los últimos años, en proporción directa con el mayor
número de efectivos militares involucrados en actividades que no
les competen. Y organizaciones nacionales de derechos humanos, junto
con otros estudios, como el emitido por el Instituto Belisario
Domínguez del Senado, han mostrado también la alta tasa de
letalidad en los enfrentamientos de las operaciones de seguridad, en
las que están implicados miembros de las fuerzas armadas.
Quizás a ello se deba que no se
haya explicitado hasta ahora en México el reconocimiento del
derecho humano a la paz, complemento indispensable de todos los
esfuerzos de la sociedad por eliminar las causas institucionales y
políticas que generan la violencia, para no seguir perpetuando las
que la provocan. La paz, como un derecho de las personas y de los
pueblos, comenzó a definirse a partir de la construcción
doctrinaria que acompañó al surgimiento de la Sociedad de las
Naciones en 1918. Ello no obstante, fue tras los horrores de la
Segunda Guerra Mundial cuando la paz se constituyó como un concepto
positivo, fundamentado en resoluciones de la Asamblea General de
Naciones Unidas, la Conferencia General de la Unesco, y los órganos
regionales de carácter intergubernamental. Pero no fue sino hasta
décadas después de 1945 cuando la necesaria existencia de un
derecho humano a la paz, de un derecho individual y colectivo a
vivir en paz, siguió a la conceptualización de una nueva categoría
de derechos humanos, los llamados derechos de la tercera generación,
derechos de solidaridad, o de vocación comunitaria.
La Declaración de la Comisión
de Derechos Humanos de la ONU sobre la Preparación de las
Sociedades para Vivir en Paz sostiene que el derecho a vivir en paz
es para todas las naciones y todos los individuos. Posteriormente,
en su artículo primero, la Declaración sobre el Derecho de los
Pueblos a la Paz proclama solemnemente que los pueblos de la tierra
tienen un derecho sagrado a la paz. Y una resolución adoptada en
1976 proclamó ese derecho humano a la paz, que ha sido incorporado
posteriormente a varias constituciones de diferentes países.
En
el ámbito regional americano también se le reconoce, mencionado
por primera vez en una resolución de la Conferencia General del
Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en América
Latina, adoptada en 1979 en la Conferencia de Quito, la cual
proclamó el derecho de todas
las personas, los estados y la humanidad a vivir en paz.
Igualmente, en el marco de la Organización de Estados Americanos,
la Asamblea General de la OEA, en la Declaración de Caracas,
reconoció en su párrafo cuarto, en 1998, la existencia del derecho
humano a la paz.
La paz no es entonces un valor
que pertenezca únicamente a las relaciones internacionales, ni
mucho menos un asunto que deban pactar quienes ostentan el poder. Es
sobre todo un derecho humano del que todas las personas, los grupos
y los pueblos somos titulares. Todas y todos tenemos derecho a vivir
en paz; todas y todos tenemos derecho a una paz justa, sostenible,
duradera y con dignidad. La paz no es tampoco sólo la ausencia de
conflictos armados internos o internacionales. Es un concepto mucho
más amplio y positivo que engloba el derecho a ser educado en y
para la paz; el derecho a la seguridad ciudadana, e incluso humana;
a vivir en un entorno sano y seguro; al desarrollo, y a un medio
ambiente sostenible. Es un derecho que engloba también el derecho a
la desobediencia civil y a la objeción de conciencia frente a
actividades que supongan amenazas contra la paz, así como el
derecho a la resistencia contra la opresión de los regímenes que
violentan derechos humanos.
La
paz es la premisa para el ejercicio de todos los derechos humanos, y
al mismo tiempo un derecho humano, para cuyo ejercicio se requiere
del concurso de diversos factores sociales, culturales, políticos,
económicos e ideológicos. Las responsabilidades de los estados
sobre la paz incluyen, pero no se limitan, al plano internacional.
La Declaración sobre el Derecho de los Pueblos a la Paz de 1984
enuncia que es deber
sagrado de todos los estados garantizar que los pueblos vivan en
paz.
Y declara que proteger el derecho de los pueblos a la paz, y a
fomentar su realización, es una obligación fundamental de todo
Estado. Un ejemplo destacable del reconocimiento interno del derecho
a la paz se encuentra en la Constitución de Colombia de 1991, la
cual, en su artículo 22, dispone que la
paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento.
Y en México, ¿cuándo será garantizado explícitamente en nuestra
Constitución?
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
h).-
“TLCAN y migrantes, adeudos en disputa”, Jorge Durand, al
Jornada, junio 11.
TLCAN
y migrantes, adeudos en disputa
Jorge
Durand
Las
omisiones se
pagan caro. En la negociación del Tratado de Libre Comercio,
firmado hace 23 años, Estados Unidos (EU) vetó el tema de la
movilidad de mano de obra y México el del petróleo. Los costos
están a la vista: cinco millones de mexicanos en situación
irregular en EU y una empresa estatal reformada y a punto de la
quiebra.
En
el contexto actual ya no existe esa moneda de cambio. Pero el tema
migratorio sigue presente como un fantasma en la mesa de
negociación. Paradójicamente aquellas viejas promesas de
que México
quiere exportar mercancías y no capitalespodrían
ser corroboradas por la realidad empírica, de que México exporta
mercancías y ya no exporta mano de obra. El flujo migratorio
indocumentado ha bajado de manera constante a lo largo de los
últimos nueve años.
¿Sería posible negociar la
movilidad de mano de obra legal, ordenada y negociada? Muy difícil
en el contexto de la administración Trump que no entiende de
cifras, ni de estadística, sino de prejuicios.
Otra moneda de cambio a la que
se ha hecho alusión es el control de la migración centroamericana
en su tránsito por México hacia EU, que es un flujo que no ha
parado y que sigue creciendo. Sin embargo, eso ya se da por hecho.
México deporta mensualmente miles de migrantes y, que se sepa, no
recibe nada a cambio, salvo el desprestigio de hacer el trabajo
sucio.
Pero
ahí no acaba el asunto. Hay mucho que negociar en este tema y ha
quedado pendiente el acuerdo o tratado de totalización que
se refiere a las cotizaciones de seguridad social entre ambos
países. Todos los miembros de la OCDE tienen este acuerdo, menos
México. Y necesariamente tiene que negociarse porque, cada vez más
hay estadunidenses que trabajan y cotizan en México y luego vuelven
a EU. O mexicanos-americanos que trabajan entre los dos países y
cotizan en ambos lados. En el futuro cercano podrían ser millones
de personas en esta situación.
Y en la negociación
necesariamente se tiene que incluir a los ocho millones de mexicanos
que laboran en EU y que pagan rigurosa y religiosamente sus
impuestos, pero, curiosamente, la mayoría no devengará sus
beneficios.
Pero algo tan claro para todos,
como el derecho a la jubilación, de todos aquellos que cotizaron,
no se aplica para la mayoría de migrantes. Sólo para los
ciudadanos y residentes. Incluso si un migrante residente en EU
regresa a vivir a México, podría perder su derecho a la
jubilación, porque no residen de manera permanente en EU.
Peor aún, tres cuartas partes
de los migrantes indocumentados (unos tre millones aproximadamente),
que según el PEW Hispanic, tienen más de 10 años trabajando en EU
no podrían tener acceso a recuperar su dinero depositado en las
arcas de la Social Security Administration (SSA).
En realidad se trata de un fondo
llamado Earnings Suspense File que tienen la friolera de 1.2
trillones (americanos) de dólares, compuesto por cotizaciones de
los trabajadores y los empleadores a la SSA, que no han sido
reclamados y están en suspenso. Según el estudio realizado por
Manuel Carvallo, en Hispanic Wealth, LLC, se estima que los
migrantes mexicanos puedan recuperar unos cien mil millones de
dólares, y eso es posible, sí México sabe negociar. Para ello
requiere de un bufete de primer nivel de abogados estadunidenses
especializados en impuestos, y actuarios que conozcan a fondo el
tema de la seguridad social en EU. Un gasto que bien vale la pena no
regatear, dada la magnitud del adeudo.
Lo que la SSA tiene como reserva
en este fondo es de tal magnitud qué fácilmente se puede financiar
el gasto de 10 años de pensiones en EU. Y la tentación de quedarse
con el fondo está a las puertas, por el déficit que ya acarrean.
Todo esto está complicado con
una serie de leyes y disposiciones de segundo rango que pretenden
que los migrantes, que regularicen su situación legal, no puedan
recuperar su antigüedad y lo que cotizaron históricamente. Eso fue
posible en 1986 con la ley de amnistía y muchos recuperaron su
antigüedad y sus jubilaciones se hacen de acuerdo a los años
trabajados en EU, pero no lo que cotizaron en México.
El panorama, además de confuso
e intrincado, es preocupante. Baste recordar que ya tenemos
experiencia en este tipo de asuntos. Durante el Programa Bracero
(1942-1964) México recibía del gobierno estadunidense, por medio
del Wells Fargo Bank, 10 por ciento de los salarios de los migrantes
por concepto de ahorro y que debería ser devuelto a los migrantes a
su regreso. Es bastante conocida la historia. Algo se pagó en los
primeros años pero luego el gobierno se quedó con el ahorro, con
el pretexto de capitalizar al Banco Agrícola, que supuestamente iba
a beneficiar a todos los campesinos. Cincuenta años después
vinieron las reclamaciones, sólo en parte y de mala manera
solucionadas y se tuvo que reconocer el adeudo.
Los
reclamos en México fueron a punta de movilizaciones, incluso hasta
en el rancho de Fox en San Francisco del Rincón, Guanajuato. En EU
se recurrió a la vía legal a una demanda colectiva class
action,
el gobierno mexicano perdió el juicio y tuvieron que pagar.
Con los ahorros de los migrantes
en la seguridad social de EU puede pasar otro tanto y utilizarse
como moneda de cambio en las negociaciones del Tratado de Libre
Comercio. No hay información al respecto, pero la tentación está
a la vista, tanto para la SSA como para el gobierno mexicano. Es una
montaña de dinero acumulada.
Como quiera, el asunto tiene que
negociarse, el acuerdo de totalización forma parte de las
negociaciones del TLCAN. Se requiere de un equipo profesional que
asesore al gobierno y que las negociaciones se distingan por la
transparencia. No se puede repetir la nefasta experiencia de años
anteriores, ni se puede negociar, con el dinero de las jubilaciones
de los migrantes, para lograr otros propósitos.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
i).-
“No es política migratoria, es insensibilidad”, Editorial, La
Jornada, marzo 5
No
es política migratoria, es insensibilidad
El
crecimiento y la magnitud que han alcanzado en los decenios
anteriores las corrientes migratorias han dado lugar a buen número
de investigaciones orientadas a medir los alcances políticos,
económicos y sociales de esos desplazamientos. A esos estudios han
seguido otros, más específicos, preocupados por comprender en toda
su dimensión la incidencia que el fenómeno tiene en el plano de la
salud emocional para las personas que dejan sus lugares de origen y
que permiten aproximarse al drama que la migración representa. Con
variantes, todos coinciden en señalar los devastadores efectos que
el proceso tiene sobre quienes se ven obligados a dejar atrás su
país natal, familia, amigos, referentes culturales y, en suma, todo
lo que hasta el momento de trasladarse fue significativo para ellos.
Hay,
asimismo, diversos trabajos que describen los trastornos que afectan
a las poblaciones migrantes por el solo hecho de serlo –es decir,
por el mero traslado forzoso de un espacio conocido a otro
desconocido y generalmente no amistoso–, así como las
dificultades que afrontan a raíz de la pérdida de su sentido de
pertenencia. Todo eso, desde luego, sin hablar de los problemas
básicos de subsistencia (vivienda, alimentación, salud, servicios)
que por regla general padecen los hombres, mujeres y niños que
integran los flujos migratorios.
Por
eso, los términos del documento filtrado desde el Departamento de
Seguridad Nacional (DSN) de Estados Unidos, y lo dicho por
funcionarios entrevistados por la agencia de noticias Reuters, según
los cuales la administración de Donald Trump planearía separar de
sus hijos a las madres que crucen sin papeles la frontera norte,
constituye una aberración que se suma a otra. Hasta donde dejan
saber los trascendidos, mientras los padres permanecerían
detenidos, los niños serían puestos bajo la custodia del
Departamento de Salud y Servicios Humanos, con el método menos
restrictivo posible hasta que puedan ser cuidados por un familiar
estadunidense o un tutor designado por el Estado. Y es que de
acuerdo con la óptica republicana, las madres migrantes emprenden
su riesgoso viaje confiadas en que, en caso de ser detenidas, serían
puestas rápidamente en libertad y encararían un proceso legal que
podría demorar años en resolverse.
La
medida presuntamente en estudio es sencillamente brutal. El solo
estado migratorio genera en niños y niñas, según las
investigaciones mencionadas, altísimos índices de inseguridad,
ansiedad, tristeza, temor y desesperanza, y todo ello deriva en un
cuadro que conspira seriamente, aun en términos clínicos, contra
la salud y el futuro del menor migrante. No resulta difícil, pues,
imaginar las consecuencias que la separación abrupta de la madre y
el internamiento en una institución oficial podrían tener para los
niños sometidos a ese procedimiento (y también para sus
progenitoras).
Sin
embargo, no es preciso echar mano de un argumento médico o de una
justificación legal para condenar sin ambages la truculenta
disposición que al parecer está evaluando el DSN: la ruptura
desconsiderada del que quizá sea el vínculo natural más fuerte de
la especie humana, en nombre de la política poblacional o de la
política a secas es lisa y llanamente inadmisible. Es de esperar
que, en definitiva, la medida no llegue a concretarse, aunque no
sería sorprendente en una administración cuyo titular declara con
toda tranquilidad que justifica la tortura.
%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%
j).-
“Revisión del TLC y participación social”, Miguel Concha, la
Jornada, junio 3
Revisión
del TLCAN y participación social
Miguel
Concha
Es
de tal dimensión la situación actual de crisis en la que nos ha
colocado el sistema capitalista en su fase neoliberal que pone en
riesgo toda forma de vida en el planeta. La liberalización de las
economías y la refuncionalización de los estados, al servicio de
las grandes corporaciones, son elementos que han sido plasmados y
positivizados en instrumentos internacionales que regulan el libre
comercio entre países. Tal es el caso del Tratado de Libre Comercio
de América del Norte (TLCAN), que entró en vigor el primero de
enero de 1994, el mismo día que, por cierto, se levantó el
Ejército Zapatista de Liberación Nacional contra el mal gobierno.
A más de 20 años de su instrumentación, las consecuencias han
sido desastrosas.
Hoy
vemos la manera en que, durante décadas, México se ha vuelto aún
más dependiente de Estados Unidos, pues se ha dejado de lado la
soberanía nacional y se ha sustituido más bien por una relación
integral subordinada, cada vez más preocupante y mayor. Este año,
y debido a la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, se anunció
la renegociación del TLCAN, bajo el supuesto de que es un tratado
comercial que no ha beneficiado a Estados Unidos. Imagínense qué
ha pasado con México si el gobierno de Trump piensa que es un mal
tratado para su país. Urge entonces voltear a ver sobre todo hacia
las comunidades indígenas y campesinas, las y los trabajadores, y
las juventudes, quienes han visto y vivido el despojo y la
precarización de sus vidas. Esto probablemente ayudaría a Trump
para mirar que sus propias actividades empresariales han causado
efectos nocivos en nuestros territorios, y, entonces sí, cambiar
todo, pero de raíz, estructuralmente.
La
pretendida renegociación ha despertado de nueva cuenta el interés
de redes de redes –como diría don Pablo González Casanova– de
organizaciones sociales de Canadá, Estados Unidos y México, para
discutir las consecuencias del TLCAN, pero también para proponer
nuevas alternativas de integración y cooperación internacional. Y
por ello en el Palacio de Medicina de la UNAM en la Ciudad de México
se dieron cita los pasados 26 y 27 de mayo poco más de cien
organizaciones trinacionales, con el propósito de reflexionar sobre
los resultados de este tratado. El encuentro convergió en que
primeramente los efectos de este acuerdo son negativos; que la
realidad de los países no mejoró, sino que por el contrario,
empeoró, y que solamente se han visto beneficiadas empresas
trasnacionales y algunos grupos económicos y políticos en el
poder.
Esta
primera coincidencia entre las organizaciones nos lleva a pensar
entonces sobre la conveniencia de mantener el TLCAN o no. ¿Por qué
mantener un tratado que ha sido negativo para los tres países?
¿Conviene modificar algunos de sus contenidos, o cambiarlo todo
sobre otras bases y otros principios que guíen las relaciones
comerciales entre países? Mediante una declaratoria
(https://goo.gl/lTW0cw ), las organizaciones de México fijaron su
postura en dicho encuentro, y aseguraron contundentemente que el
modelo de relación comercial que promueven acuerdos como el TLCAN
afectan el cuidado del medio ambiente y la conservación de los
bienes comunes; y que, por el avance descontrolado de la frontera
agroindustrial, ese libre comercio ha estimulado la deforestación,
el aumento en la generación de desechos tóxicos, la contaminación
del agua, y el incremento de emisiones de gases de efecto
invernadero, entre otros impactos que se miran casi como
irreversibles. Para nuestro país es indudable el bajo crecimiento
económico durante varias décadas.
Por
el contrario, se registra un creciente desempleo y una clara
precarización del empleo; expansión de la pobreza; aumento de la
desigualdad y de la exclusión social; profundización de las
asimetrías económicas y sociales entre nuestros países, y un
crecimiento de la migración forzada en condiciones indignas e
inseguras. Las organizaciones de los otros dos países también se
posicionaron expresamente sobre la inconveniencia del TLCAN, y es a
partir de aquí desde donde podemos construir juntos, en un diálogo
trinacional, posibilidades y propuestas concretas, de cara a la tan
mentada renegociación. Es claro que el TLCAN y el modelo económico
que lo inspiró no funcionaron ni cumplieron con sus promesas de un
supuesto desarrollo y bienestar más equitativo. Entonces se hace
urgente cambiar todo de raíz, sabiendo que ya no aguantamos más
este sistema.
Al
término del encuentro, las distintas organizaciones regresaron para
trabajar en concretar las acciones que en cada país y
trasnacionalmente realizarán frente a sus tres gobiernos. Aunque
para este proceso es fundamental fomentar la participación social
amplia y plural, pues, como bien se dijo al final de esta reunión,
ello fortalecerá y generará mayor legitimidad y fuerza entre la
sociedad civil, para hacer frente a la renegociación del TLCAN.
Éste será seguramente uno de los muchos esfuerzos trinacionales
que buscarán revertir la amenaza que representan Trump y su
gobierno para la región de Norteamérica y el mundo.
Por
ello convocaron también a los pueblos de los tres países para
encontrarse en la construcción de un movimiento amplio y diverso
que construya estrategias y propuestas de interlocución política.
Todo ello con miras a lograr mayor incidencia en la reorientación
de la globalización, las políticas públicas y la construcción de
alternativas de desarrollo basadas en el cuidado de la naturaleza y
de toda forma de vida, y en el que los beneficios de estas
relaciones comerciales lleguen a todos los grupos sociales por
igual.
Los
esfuerzos de las organizaciones sociales se centran, sí, en exigir
mayor transparencia y participación en el proceso de revisión del
TLCAN, aunque sabiendo que se necesita otro modelo de comercio.
%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%
k).-
“Olvido el mensaje de Francisco en Catedral”, Bernardo Barranco,
al Jornada, febreo 22
Olvidado,
el mensaje de Francisco en catedral
Bernardo
Barranco V.
Con
motivo del primer aniversario de la visita del papa Francisco a
México, en Ciudad Juárez se inauguró una estatua conmemorativa
del pontífice de casi cinco metros de altura, ubicada en El Punto,
a menos de 50 metros de la frontera con Estados Unidos. Allí estuvo
Francisco rechazando los muros y proclamando los puentes entre ambas
naciones y dignidad para los migrantes. Este ha sido uno de los
signos visibles de una visita que pudo haber sido punto de partida
para la renovación pastoral de la Iglesia católica. Los obispos
mexicanos no han querido seguir las exhortaciones de Francisco para
construir una Iglesia más evangélica y comprometida con su pueblo.
Hasta ahora no hay iniciativa de envergadura conducente a tal
renovación.
La
visita del Papa a México, entre el 12 y el 17 de febrero de 2016,
tuvo sus claroscuros. Muchas expectativas quedaron frustradas frente
a señalamientos sociales genéricos. Sin embargo, era claro que el
Papa no iba venir con discursos incendiarios ni a romper lanzas con
el gobierno mexicano. Francisco decepcionó a los activistas de los
derechos humanos por no haberse encontrado con los familiares de los
estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, por no haber abordado con
mayor firmeza los feminicidios ni haberse pronunciado en suelo
mexicano sobre la pederastia clerical. En cambio fue notable la
actitud de Francisco por encontrarse con el pueblo; especialmente
destaca su encuentro con indígenas durante su visita a San
Cristóbal de las Casas, Chiapas. En ese tenor, fue remarcable la
reivindicación histórica de Samuel Ruiz, el Tatic, por su
compromiso social por los pobres. Importante es destacar que sus
principales críticas no fueran sociales ni políticas, sino
eclesiales. Dichas críticas y señalamientos a la mayoría de los
obispos han sido silenciadas como si nunca se hubieran dado. El
discurso de catedral del 13 de febrero de 2016 debe quedar no sólo
como pieza crítica de retórica clerical ni como regaño, sino como
un programa de trabajo que los obispos no han acatado.
Probablemente
el mensaje en la Catedral Metropolitana sea el discurso que se
guarde en la memoria de esta visita, pero que por ahora los obispos
parecen ignorar. Francisco puso en evidencia ante todo el país sus
llamamientos hacia el episcopado mexicano. En su discurso trató de
motivar, orientar y corregir a los obispos. El tono del pontífice
argentino fue severo, pero dulce. La improvisación que hizo retrató
muy bien el momento de los obispos: Esto no estaba preparado, pero
se los digo porque me viene en este momento. Entonces exclamó: Si
tienen que pelearse, peleen ¡pero como hombres! Como hombres de
Dios. Si tienen que decir algo, díganlo a la cara, como hombres de
Dios, que después van a rezar juntos, a discernir juntos y, si se
pasaron de la raya, a pedirse perdón, pero mantengan la unidad del
cuerpo episcopal. Los obispos, sorprendidos, guardaron silencio;
algunos intercambiaban miradas, atónitos quedaron los cerca de 100
obispos por tan inusual amonestación. Sabían que era verdad que
estaban desunidos en medio de guerritas clericales. El mensaje de
Francisco a la Conferencia del Episcopado Mexicano es una pieza que
merece ser analizada con detenimiento y profundidad. Es un discurso
largo, de más de 4 mil 500 palabras, denso en referencias
doctrinales, teológicas y pastorales. Tiene reconvenciones: “Sean,
por tanto, obispos de mirada limpia, de alma transparente, de rostro
luminoso. No le tengan miedo a la transparencia. La Iglesia no
necesita de la oscuridad para trabajar. Vigilen para que sus miradas
no se cubran de las penumbras de la niebla de la mundanidad; no se
dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones
seductoras de los acuerdos debajo de la mesa; no pongan su confianza
en los ‘carros y caballos’ de los faraones actuales, porque
nuestra fuerza es la columna de fuego”.
Dentro
de la imponente Catedral Metropolitana Francisco invita a los
obispos a una conversión pastoral y al episcopado a ser un factor
profético frente a temas como narcotráfico, migrantes, exclusión
y, sobre todo, ser un referente de esperanza de los jóvenes. El
Papa les pide a los obispos no refugiarse en condenas genéricas,
sino tener coraje profético y un serio y cualificado proyecto
pastoral para contribuir, gradualmente, a entretejer aquella
delicada red humana sin la cual todos seríamos desde el inicio
derrotados por tal insidiosa amenaza. Sólo comenzando por las
familias; acercándonos y abrazando la periferia humana y
existencial de los territorios desolados de nuestras ciudades;
involucrando a las comunidades parroquiales, las escuelas, las
instituciones comunitarias, las comunidades políticas, las
estructuras de seguridad; sólo así se podrá liberar totalmente de
las aguas en las cuales lamentablemente se ahogan tantas vidas, sea
la vida de quien muere como víctima, sea la de quien delante de
Dios tendrá siempre las manos manchadas de sangre, aunque tenga los
bolsillos llenos de dinero sórdido y la conciencia anestesiada.
¿Qué han hecho los obispos para construir lo que les pide
Francisco? Ni un asomo de construir un cualificado proyecto
pastoral.
Francisco
recetó el repertorio de su teología pastoral, tratando de cimbrar
la modorra y confort de los obispos mexicanos al sentenciarles: ¡Ay
de ustedes si se duermen en los laureles! Por tanto, les suplica
superar la tentación de la distancia del clericalismo, de la
frialdad y de la indiferencia, del comportamiento triunfal y de la
autorreferencialidad. Francisco sacudió una jerarquía conservadora
y demasiado complaciente con los poderosos. El Papa de manera
irónica refuta: La Iglesia no necesita de príncipes. Recomienda
una comunidad humilde de testigos del señor. Una Iglesia con mayor
comunión, pastores en comunión y unidad. México, y su vasta y
multiforme Iglesia, tienen necesidad de obispos servidores y
custodios de la unidad edificada sobre la palabra del Señor,
alimentada con su cuerpo y guiada por su espíritu, que es el
aliento vital de la Iglesia.
Francisco
es penetrante en momentos, compasivo en otros; queda claro que el
Papa reprueba la actitud estancada de los prelados mexicanos.
Intenso sobre las condiciones de una pastoral profética de cercanía
al sufrimiento del pueblo y de denuncia ante las injusticias,
Francisco ha dibujado a los obispos mexicanos todo un programa de
renovación y depuración. Me pregunto sobre la recepción de los
prelados: ¿tendrán la humildad para reconocer los cuestionamientos
que abordó Francisco? Hasta ahora sólo retórica perfumada al
incienso del olvido. Salvo migrantes, los obispos padecen amnesia,
como si las interpelaciones de catedral nunca se hubiesen planteado
y ellos puedan seguir así en su zona de confort.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
l).-
“La ola populista latinoamericana”, José Blanco, La Jornada,
julio 18
La
ola populista latinoamericana
José
Blanco
Las olas crecen
gradualmente, pueden ser de tamaño impresionante, alcanzan un
culmen y después se desvanecen. Tras una ola sigue otra. La ola
social de la que hablaremos no tiene la regularidad del mar. Pero en
el presente y el futuro previsible es probable que tengamos nuevas
olas sociopolíticas nacional populares (o populistas); las
experiencias vividas no se mueren, no podrá haber una simple
restauración al régimen neoliberal anterior.
La ola populista latinoamericana
duró algo más de una década. No se ha desvanecido absolutamente,
pero el futuro inmediato parece oscuro. Como era de esperarse muchos
analistas ya la dieron por muerta e inhumada. Mis eventuales
lectores saben que, a la par de ya numerosos analistas, en este
espacio se ha hablado positivamente del populismo, reivindicándolo
absolutamente.
Los
muchos, de muchos colores, que han festejado el desvanecimiento de
la ola, han formulado un veredicto que piensan definitivo: como
era de esperarse, la izquierda ha fracasado; sus abundantes yerros
en materia de política económica, los ha llevado al precipicio.
Esa es una síntesis más o menos ajustada, aunque suavizada, de la
lluvia de piltrafa envenenada lanzada por el neoliberalismo de
diversas tonalidades, contra quienes mostraron que sí es posible
esquivar a los poderes internacionales dominantes.
La
ola tuvo una corta vida turbulenta, pero fue potente y sus logros no
fueron pocos: 70 millones de latinoamericanos salieron de la
pobreza…, se dice pronto. En el estudio que conjuntamente
elaboraron la Cepal y la OCDE, titulado Perspectivas
Económicas de América Latina 2012,
se dice: Pese
a la gran diferencia en la dinámica económica entre América del
Sur, por un lado, y Centroamérica, México y el Caribe, por otro,
en conjunto la sostenida demanda externa (especialmente de economías
emergentes, como China), en combinación con vigorosas demandas
internas, han permitido que la región alcance un crecimiento anual
promedio de casi 5 por ciento en el periodo 2003-2008. Este buen
desempeño fue también inducido por una adecuada gestión
macroeconómica que, en muchos casos, creó el espacio fiscal para
afrontar los efectos de la crisis financiera global, sin poner en
peligro la solvencia fiscal. Ese
estudio, resultado del esfuerzo unificado de dos instituciones
incapaces de incurrir en derivas izquierdistas, desmiente
categóricamente los arteros ataques provenientes de la derecha
neoliberal que domina al mundo, según la cual los populismos
latinoamericanos eran de suyo ignorantes de la globalización, del
manejo equilibrado de la macroeconomía, de la prudencia en sus
cuentas con el exterior. En general, con excepción de México y el
Caribe, América del Sur, durante la década aludida, se orientó
por el neoestructuralismo elaborado por la Cepal y los pensadores
afines o cercanos a esta corriente de pensamiento latinoamericano.
México ha permanecido fidelísimo al Consenso de Washington; pero
hay novedades en curso...
Ahora los populismos
latinoamericanos han ido atrás en términos económicos y
políticos, pero ha quedado una experiencia política que será
asimilada con el tiempo. Los regímenes que surgieron apoyados en
movimientos populares, no transformaron al Estado, no innovaron
mayormente en materia institucional, prácticamente no avanzaron en
transformar el modelo productivo y, así, no era posible dar
continuidad a las experiencias vividas. Veremos que ocurre con el
caso de Ecuador.
El culmen de la ola fue de 2003
a 2012, aunque la primera elección de Hugo Chávez fue en 1998.
Siguieron Lula en 2003; Ernesto Kirchner en 2003; Evo Morales,
elegido por primera vez en 2005; Cristina Kirchner en 2007; Rafael
Correa en 2007. Dejo fuera de esta lista a Daniel Ortega y su
extravagante costilla.
El socialismo
del siglo XXI es
un término acuñado por Heinz Dieterich Steffan que fue difundido
por Hugo Chávez en el Foro Social Mundial de 2005, e inmediatamente
apropiado por los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y
Nicaragua. Desde el ángulo del concepto de populismo que aquí
hemos esbozado someramente, los regímenes referidos fueron
experiencias diversas de populismo.
De
otra parte, también es claro que fueron experiencias distintas.
Fueron propiciadas por las brutales injusticias sociales, la pobreza
profunda, el hartazgo con unos gobiernos que sólo sabían recitar
el Consenso de Washington, el que aumentaba sin cesar las
desigualdades más inicuas, que acabaron con las instituciones que
intentaron en el pasado mejorar la vida de los
de abajo,
que han vivido inmersos en un mar corrupto. Los movimientos sociales
se multiplicaban, y aparecieron los líderes carismáticos que,
apoyados en el inicio del ciclo de los altos precios de los bienes
primarios en general, estuvieron en capacidad de usar la vía
electoral para hacerse de las instituciones mediante partidos
políticos en algunos casos creados al vapor, expresamente
organizados para ganar elecciones.
Los líderes populistas
prometieron nada menos que la ¡refundación de sus naciones!; así
querían volar. Repudiaron el neoliberalismo, promovieron la unidad
latinoamericana sin injerencias del imperio y buscaron establecer
modelos superiores de democracia incluyente basados en la
participación popular y en una equidad creciente.
Con
la crisis de 2007/2008, y la caída de los precios de los bienes
básicos, los populistas enfrentaron problemas políticos cada vez
más complejos, que crecieron verticalmente. Fueron populismos
imperfectos porque les faltó crear pueblo:
crear un sentido común de lo nacional-popular de cada uno, y
reivindicarlo para sí, una política para disputar sin tregua la
hegemonía a los neoliberales.
Esa construcción social llamada
pueblo, no estaba hecha. No había quien defendiera a los nuevos
regímenes en ciernes. Dilma es uno de los casos más dramáticos:
no fue defendida por un pueblo que no estaba.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
n).-
“Un nuevo estado para una nueva sociedad” Miguel Concha, La
Jornada, julio 1
Un
nuevo estado para una nueva sociedad
Miguel
Concha
Discutir
el proceso electoral de 2018 empieza ya a ser cansado, sea porque se
manifiesta como algo ya muy visto, o porque aparece como un
territorio monopolizado por los partidos, los políticos
profesionales y los gobernantes. De las tres posibilidades en actitud
política que establecía el célebre analista de lo público Albert
Hirschman en su libro Salida, voz y lealtad (la salida como negativa
a jugar, ante el convencimiento de que no se puede cambiar el orden
vigente; la voz como expresión de la protesta que busca su
modificación, y la lealtad como el acatamiento de las tendencias
prevalecientes), pareciera que a la sociedad civil mexicana no le
quedara otra alternativa que la resignación.
Adaptando
esta clasificación a la situación político-electoral del país, se
podría decir que hoy la lealtad sería en México hacia el sistema
de partidos y en general hacia el desgastado régimen político aún
prevaleciente, esperando pacientemente a que, cual lotería, en algún
momento surja alguien que apoye la modificación del estatus quo,
dejando entretanto a éstos jugando su juego; es decir, como si
realmente nos representaran y efectivamente nos gobernaran. Para
todos aquellos que saben que ese juego no es real, la salida es la
tentación permanente de darle la espalda a lo que ocurre en el
ámbito electoral; no caer en el juego, abstenerse, no sólo de
votar, sino también de disentir y de opinar. Pero como lo específico
de la sociedad civil es ante todo la búsqueda de la refundación de
todo el orden social, incluida la política, parece que a ésta no le
queda otra alternativa que la de levantar la voz, pero haciéndose
oír, no clamando en el desierto, sino en las modernas ágoras de la
vida pública.
Desde
finales de los años 80 quedó claro que a quienes dominan la vida
política no se les puede rebasar por unos cuantos puntos
porcentuales, sino que se les tiene que arrasar con un gran margen de
diferencia. Esto hace que quienes pretendan hacer solos la larga
travesía del laberinto de la política muy probablemente tengan que
seguir conformándose con ocupar una y otra vez la antesala del
poder, pero no el poder mismo. Y por ello, de lo anterior se sigue la
importancia del tema que ha venido cobrando cada vez más importancia
en la agenda pública nacional, los frentes amplios. Ciertamente que
construir uno es por demás necesario, aunque el fondo del asunto es
que hay diversas maneras de lograrlo.
Sin
embargo, desde la perspectiva de la sociedad civil, el punto de
partida para discutirlo es que no se trata sólo de un asunto de
números, sino de contenidos. Por supuesto que un frente amplio
tendría que ser indispensable para arrasar en las elecciones, pero
para cambiar este país no basta con juntar muchos votos; hay que
reunir muchas voluntades y entretejer muchos proyectos, puesto que no
son menores los cambios que reclama la sociedad mexicana. Dicho
frente tiene que centrarse ineludiblemente en un Proyecto Amplio para
la transformación del régimen político, pues el actual está
viviendo desde hace décadas tiempos extras. Se requiere de un
régimen político fincado en el predominio de la sociedad sobre el
gobierno. Un régimen que se realice a través de múltiples y
eficaces instrumentos de participación ciudadana.
Un
régimen político con un verdadero equilibrio de poderes, en el que
el legislativo funcione realmente como control del ejecutivo, pues ya
basta de presidencialismo, y en el que el judicial, cimentado en los
derechos humanos y en las leyes, sea realmente autónomo. La
peligrosidad de la autonomía del poder judicial para poder enfrentar
la corrupción y la impunidad, tal vez sea la razón que explique la
agresividad de los ataques infundados de los políticos conservadores
contra la Constitución de la Ciudad de México. Ello no obstante, la
demanda de un régimen político distinto es porque urge
sistemáticamente cambiar las políticas económicas y sociales. Ni
la pobreza ni la desigualdad, ni el estancamiento económico ni el
desempleo aguantan más.
Por
ello, el voto mayoritario es necesario, pero de ninguna manera
suficiente. Si un posible frente amplio no se construyera sobre un
programa acordado con las mayorías, los logros electorales que
pudieran tener pronto se vendrían abajo, y los aliados más
tardarían en llegar al gobierno que en pelearse por su reparto.
Habrá que tener en cuenta también que un programa consensado no
puede ser el resultado de la repetición hasta la caricatura de los
spots partidarios. Se requiere por el contrario de la discusión
abierta; del debate que haga posible los convencimientos y acuerdos.
En estos días se han multiplicado las ofertas de candidaturas
presidenciales, lo que es legítimo y puede ser democráticamente
productivo.
Pero
está visto que nadie, ninguna oferta, puede por sí sola arrasar. Se
requiere conjuntar las aspiraciones para, entre muchos, lograr un
cambio perdurable, que vaya mucho más allá de quien ocupe la
presidencia en el próximo sexenio, pues se trata de una tarea para
varios períodos de gobierno. Se requiere también ocupar el
Congreso, lo que muy a menudo se pierde de vista y se pospone para el
final. Para lo anterior no basta, aunque también se requiere, que
los políticos profesionales se sienten a negociar; negociación, sin
embargo, que dejada sólo a entre ellos se agotaría en el
intercambio de alianzas por posiciones en el gobierno.
Se
trata entonces de que también escuchen y dialoguen con las distintas
expresiones de la sociedad, para que así el intercambio sea entre
posiciones programáticas y mecanismos que aseguren que los acuerdos
se van a cumplir. Y es esto lo que la sociedad civil tiene que lograr
en menos de un año. Nada menos que sentar las bases para un nuevo
siglo. Se trata, ni más ni menos, de la tarea de asegurar que una
nueva sociedad tenga un nuevo Estado.
%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%
o).-
“Comicios y delincuencia”, Pedro Miguel, la Jornada, mayo 2
Comicios
y delincuencias
Pedro
Miguel
Una parte del aparato
estatal y de los territorios geográficos y sociales del país están
bajo el control de distintas delincuencias. En la punta de la
pirámide institucional impera una delincuencia de cuello blanco que
intercambia con sus corporaciones favoritas bienes públicos y
contratos por dádivas millonarias, saquea en su propio beneficio
las arcas públicas, perpetra o encubre crímenes de Estado, permite
defraudaciones fiscales astronómicas y no tiene más horizontes que
el de seguir aplicando a rajatabla los lineamientos económicos,
políticos, diplomáticos y estratégicos procedentes de Washington
y mantenerse en el poder por tiempo indefinido y al precio que sea.
Llegada
a la Presidencia por medio de un golpe de Estado incruento el 6 de
julio de 1988, esa delincuencia gubernamental ha operado de manera
tal que, en forma planificada o sin proponérselo, ha ido generando
a su alrededor otros círculos delictivos. El vaciamiento del campo
y el enorme desempleo urbano generados por la primera fase del
neoliberalismo crudo, aplicada por Salinas, no sólo se tradujeron
en éxodos hacia las urbes del país y hacia Estados Unidos, sino
que también dieron un impulso demográficamente significativo a la
conformación o consolidación de cárteles de
la droga y sus derivados: gerencias de traficantes de personas y
divisiones dedicadas a la extorsión y al secuestro. Es lo que el
discurso oficial llama delincuencia
organizada.
Los procesos de
descomposición institucional relativamente recientes y las
prácticas corruptas inveteradas generaron un espeso tejido de
complicidades y articulaciones entre esa delincuencia y la
gubernamental; ese tramado, a su vez, explica la imposibilidad del
régimen de esclarecer, sin incriminarse a sí mismo, la atrocidad
de Iguala y el destino de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
En
la base de la pirámide los efectos acumulados de siglos de
marginación y de décadas de deliberada expulsión de la economía
de millones de personas han creado el caldo de cultivo para una
delincuencia social, que es la evolución inevitable del viejo
modelo corporativo priísta en las condiciones neoliberales. En este
segmento se inscriben grupos de choque, estructuras paramilitares,
mecanismos de control de masas como el movimiento antorchista y
grupos informales a los cuales se recurre cuando es necesario
sembrar el pánico o desviar la atención, como ocurrió en los
saqueos a comercios perpetrados en enero pasado para desvirtuar las
protestas por el gasolinazo.
El cuarto círculo
delictivo es el electoral. Por su naturaleza misma se echa a andar
en coyunturas y articula a elementos de la cúpula de la pirámide
(presidentes de la República, magistrados electorales, consejeros
electorales) con contratistas y proveedores de toda suerte (desde
servicios informáticos hasta abastecedores de despensas), con las
dirigencias de los partidos del régimen y con la base social,
organizada o no, mediante un manejo territorial de compra del voto.
En
la versión oficial, el gobierno combate a la delincuencia, y punto.
La verdad es que sólo se enfrenta con un sector de ella
(la organizada,
más los infractores individuales y sueltos) y que lo hace en forma
selectiva, en función de sus alianzas coyunturales con cárteles o
grupos locales.
De acuerdo con la
información disponible, estas cuatro modalidades de delincuencia se
han puesto ya en acción ante la angustia del régimen por la
posibilidad concreta de perder el poder en el bastión tradicional
de su grupo dominante: el estado de México.
La elección inminente en
esa entidad será, por lo que puede verse, una disputa entre una
ciudadanía harta, consciente y organizada, y cuatro estamentos
delictivos que usarán todo el catálogo de prácticas abominables
con tal de mantenerse en el ejercicio del gobierno local. Será,
pues, un ejercicio de liberación y emancipación en toda la regla
que amerita una movilización sin precedente.
&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
p).-
“De alianzas y modestia”, Octavio Rodríguez Araujo, la Jornada,
junio 15.
De
alianzas y modestia
Octavio
Rodríguez Araujo
A mí
me parece más que correcto que se busquen maneras de evitar que el
PRI gane de nuevo la Presidencia de la República el año próximo.
Pero en esta reflexión más o menos compartida con millones de
mexicanos sobresale una preocupación: ¿no deberíamos pensar lo
mismo sobre el PAN?, ¿o este partido fue mejor en sus 12 años de
gobierno que el PRI? Pienso que tan negativos han sido los gobiernos
del PAN como los del PRI. Ambos institutos políticos deberían ser
frenados, ambos son obsoletos, ambos están rebasados, ambos han
demostrado ser absolutamente ineficaces, comenzando por los métodos
que han seguido para combatir, según ellos, el crimen organizado y
la inseguridad que sigue creciendo en México.
Los
gobiernos del PRD, por ahora locales, no han logrado distinguirse en
lo fundamental de los priístas y los panistas, salvo en ciertas
medidas que bien pueden ser calificadas como progresistas:
despenalización del aborto, matrimonios igualitarios, etcétera y
que obviamente la Iglesia católica (y otras) no aceptan. Qué bueno
que los perredistas hayan logrado esas conquistas (que debieran
generalizarse), pero en los hechos y en la práctica, como diría
Wallerstein (La Jornada, 03/06/17), no se han traducido en mejoras
sustanciales para millones de pobres y miserables que siguen
soportando sobre sus hombros el peso de la explotación, la exclusión
y la prescindencia que exigen los mercados en esta ya larga etapa de
la globalización neoliberal.
El
principal debate, si estoy entendiendo bien lo que leo a diario en
los periódicos nacionales, es qué hacer para derrotar al PRI en
2018, sobre todo después de conocer su deshonesto desempeño que, al
parecer, las autoridades electorales mexiquenses nunca vieron. Para
todos, salvo para quienes creen tener la verdad revelada de su lado,
si Morena y el PRD se hubieran aliado para los comicios mexiquenses
el PRI habría perdido. Yo no tengo duda de esto. Y a los partidarios
de la alianza PRD-PAN sólo les recordaría que, de haberse
concretado, también hubieran perdido, si damos por buenos los
resultados oficiales.
¿Por
qué no se dio una alianza Morena-PRD en el Edomex? Hay muchas
versiones, y algunas son suficientemente vagas como para aceptarlas
como ciertas. Sin embargo, sabemos, sin sombra de duda, que al cuarto
para las 12 López Obrador invitó a los candidatos del PRD y del PT
a declinar en favor de Delfina Gómez. Y añadió que si no lo hacían
no irían juntos el año entrante. Sólo declinó el del PT, pero sus
votos no se podían sumar a Morena, pues no había coalición
registrada como sí la hubo del PRI con los partiditos que, pequeños
y todo lo que se quiera, fueron los que (formalmente) le dieron el
triunfo en la entidad (recuérdese que el PRI por sí mismo ganó
menos votos que Morena). ¿Qué objeto tenía la declinación a la
que invitaba AMLO? En la práctica, ninguno que fuera de utilidad
electoral, salvo que se tratara de probar lealtades o, tal vez, de
revalidar su liderazgo (para mi gusto, arrogante): algo así como no
los necesito, Morena solo puede ganar. ¿Ganó?, está por verse por
más que sepamos que la elección distó mucho de ser limpia.
No
dudo del enorme liderazgo que tiene López Obrador en el país, sobre
todo en ciertas regiones del centro y sur del país. Pero en 2018
tendrá que enfrentar un reto mayúsculo que, con el PT (si mantiene
su lealtad), no será suficiente para ganar. En el Congreso
extraordinario de su partido del domingo pasado, AMLO se lanzó
contra el PRD y le cerró la puerta para una posible alianza para
derrotar no sólo al PRI sino también al PAN. ¿Está muy seguro o
es un asunto de soberbia? Me inclino a pensar lo segundo aderezado
con un pensamiento lineal al no entender, según parece, que el PRD
no es monolítico y que hay corrientes en su interior, nada
despreciables, que sí estarían dispuestas a coaligarse con Morena
para derrotar al PRI. Ya lo dijeron algunos conspicuos dirigentes del
sol azteca que no se consideran paleros del gobierno de Peña ni de
su partido.
Si
Morena es, como ha dicho su dirigente, plural y donde caben desde
empresarios hasta trabajadores pobres, siempre y cuando estén con el
pueblo, ¿por qué no también el PRD que, por cierto, también tiene
una lucha interna de corrientes por la hegemonía y no sabemos cuál
será la que encabece ese partido para el próximo periodo electoral
federal? A Martínez Neri y Dolores Padierna, por ejemplo, no parece
haberles gustado que los metan en el mismo saco que a los chuchos de
Nueva Izquierda.
Si
una alianza Morena-PRD no es posible porque los de este segundo
partido no son puros, pues tampoco todos los de Morena pueden
presumir este calificativo. ¿No apoyó y se solidarizó AMLO, el 6
de mayo, con el reaccionario obispo de Cuernavaca y sus corruptos
aliados en Morelos? ¿No fue Delfina apoyada por personajes altamente
cuestionables en el estado de México? Puros, los Cohiba cubanos,
porque en política no existen.
Pienso
que AMLO debería de ser más modesto y no confundir sus aspiraciones
políticas (que a veces parecen demasiado personales) con el superior
interés de un México mayoritario que anhela cambios positivos,
menores desigualdades y gobiernos más representativos y preocupados
por el bienestar del pueblo y su seguridad cotidiana crecientemente
deficitaria.
rodriguezaraujo.unam.mx
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